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Cuarto domingo de Pascua

Roberto Soto Molina
Rector Colegio SS.CC. Viña del Mar

Jesús el Buen Pastor

Las decepciones

¿Qué nos pasa cuando no se cumplen las expectativas que tenemos sobre una persona a quien admiramos, valoramos o queremos? No sentimos decepcionados. Este sentimiento es una mezcla de sorpresa y de pena que nos genera pesar, porque ciertas palabras o ciertas acciones han producido un quiebre en una relación. Hay decepciones del hijo con sus padres, decepciones de estudiantes hacia sus profesores, decepciones de ciudadanos hacia sus autoridades y también las hay de cristianos hacia sus sacerdotes u obispos.
Los primeros cristianos al igual que nosotros experimentaron diversas decepciones. Pero encontraron en sus comunidades y en la escucha de la palabra de Dios el alimento de su fe, esperanza y amor. Tenían conciencia que Jesús es el Hijo De Dios que ha venido ha cambiar sus vidas.

¿Quién es Jesús?

En el evangelio de Juan Jesús se presenta como Buen Pastor. «Yo soy el buen pastor»(Jn 10:11-18). Es una de las siete afirmaciones “Yo soy” registradas sólo en el evangelio de Juan. Estas proclamaciones apuntan a su identidad y propósito divino.
Ya en el Antiguo testamento el tema de pastor aparece referido siempre a Dios. En el Salmo 23 “El Señor es mi pastor”. En el libro de Ezequiel 34:12 “Como un pastor vela por su rebaño…así velaré por mis ovejas” y de igual manera en Isaias (40:11). Por lo tanto, al declararse como buen pastor, Jesús esta señalando su carácter divino. Como el pastor de las ovejas, Él es el que protege, guía y nutre al rebaño. Es más, el buen pastor va tras la oveja pérdida (Lc 15 3:7). En Jesús se nos revela la bondad De Dios, que tiene una alianza con todos los hombres y mujeres y este compromiso es incondicional. Y a pasar de los extravíos y pecado Dios sale al encuentro porque Él es fiel.
Además en esta proclamación de Buen Pastor, Jesús hace un contraste con los líderes religiosos de su tiempo, los fariseos (Jn 10:12-13). Los llama asalariados que no les importan las ovejas y las abandonan. Aquí marca una notable diferencia con las autoridades de su época. Si para ellos el vínculo es “contractual”, para Jesús el compromiso es una alianza de «sangre” pues, él no sólo cuida las ovejas sino que da voluntariamente su vida por ellas.

Al encuentro de Jesús Buen Pastor

Las decepciones que emergen en el camino de la vida son oportunidades de crecimiento personal y comunitario curando heridas y fortaleciendo el vínculo. Las personas pueden fallar pero Jesús el Buen Pastor no falla y esta con nosotros incondicionalmente. En este Cuarto Domingo de Pascua, alimentemos nuestra esperanza como nos invita San Juan, pues aún nos se ha manifestado lo que seremos. (1 Jn 3:2). Acudamos al Señor de la Vida, que es manso y humilde de corazón (Mt 11:28) y nos aliviará de nuestros pesos. Caminemos hacia Él participando en la comunidad eclesial, en la celebración de la eucaristía, en la conversación íntima de la oración, escuchando su Palabra, sirviendo al más necesitado.
Junto con esto, aprovechemos de cultivar los mismos sentimientos de Cristo Jesús (Flp 2:5) de buen pastor. Si somos responsables de otras personas por el rol que tengamos , el de ser padre o madre, de profesor o mentor, el de ser jefe o líder de un grupo, la responsabilidad de ministro político o religioso, que nuestros compromiso sean como los del Buen Pastor, que no abandona a los suyos ante las dificultades y que entrega su vida por los que tiene a cargo.