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Errar es humano

Por Alex Vigueras Cherres ss.cc. 
Superior Provincial

Errar es humano. Esta experiencia tan evidente para todos, para algunos se ha transformado en algo extraño. Esto ocurre cuando se vive en la ilusión de que es posible el logro permanente, el éxito en todo momento, la erradicación del error y el fracaso de nuestra vida.

Es lo que nos quiere hacer creer esta sociedad competitiva y exitista a la cual le importan solo los que triunfan, los primeros. En un contexto así, el fracaso se torna algo dramático, perturbador del sentido de la vida.

Sabia es la profesora Yohana F. que le escribió a Lionel Messi explicándole la dificultad que tendría con sus alumnos, pues la actitud de renunciar a la selección podía llevar a hacer creer a los niños “que en este país solo importa ganar y ser primero”.

Esta distorsión estuvo presente también en el pensamiento bíblico cuando se creía que aquellos a los que les iba bien eran los bendecidos por Dios. Esta bendición se reflejaba en la salud, la riqueza, la fecundidad, las cosechas abundantes, la victoria en las batallas. El problema era que se creía, por tanto, que los pobres, los enfermos, los derrotados eran aquellos a quienes Dios les había negado su bendición. Job se revela contra esta manera retributiva de entender la bendición y, de un modo más radical, Jesús cuestiona profundamente esta manera de entender la bendición de Dios. En la época se pensaba que el Mesías se pondría del lado de los exitosos, los “benditos” de Dios; sin embargo, Jesús se puso al lado de los perdedores, los marginados, los fracasados, los enfermos, los pobres. Por eso el escándalo es tan grande: “Este acoge a los pecadores y come con ellos” (Lc 15,2), murmuraban los fariseos.

Intentar erradicar el error y el fracaso de la vida es una ilusión, un engaño. La invitación que nos hace Jesús es a abrazar la vida tal como ella es: con sus éxitos y fracasos, aciertos y errores. Asumir el crudo realismo que nos lleva a vivir con los pies puestos en la oscuridad, el dolor, el fracaso, confiados en que Dios ha redimido, en Jesús, toda la existencia humana, ofreciendo vida nueva a todos. Y porque se ofrece a todos, se ofrece especialmente a los que más necesitan de esa vida, los que están más distantes de una vida plena.

El que Messi haya errado un penal y no se haya llevado la “Copa América Centenario” es una gota de agua en el mar para esos alumnos de la profesora Yohana que lo tienen como un héroe. Sin duda lo seguirán queriendo a pesar de ese fracaso. Así es el amor cuando es incondicional.

Dios, en Jesús, no nos ha librado del dolor, la oscuridad y el fracaso… nos ha librado EN el dolor, la oscuridad y el fracaso. Así como salvó a Jesús no de la cruz, sino EN la cruz.