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Juan Enrique Walker: de Dios y de los pequeños

En junio de 1978 murió Juan Enrique Walker ss.cc. Él fue un religioso que por su modo de ser, hacía presente el corazón de Dios. También nos recordaba que la fuerza de Dios se manifiesta en la fragilidad humana y que los predilectos de Dios son los pequeños y desamparados. Su vida fue un testimonio transparente de las verdades centrales del evangelio. Primero que todo; que no son nuestros dones humanos los que hacen fecundo el ministerio apostólico de un religioso, sino la capacidad de confiarse ilimitadamente en Dios y de amar a todos. Es la conciencia de los propios límites la que va modelando un corazón misericordioso frente a aquellos que padecen límites o carencias de cualquier tipo.

Juan Enrique fue un gran formador de personas. Los testimonios reunidos en un libro dedicado a su persona y sus escritos, titulado “Un hombre de Dios y los pequeños”, hablan de un hombre que supo amar de verdad a las personas, sin segundas intenciones, ayudándolas a crecer. Que supo confiar, entregando responsabilidades a otros; incluso desafiando con responsabilidades que a primera vista parecían superiores a las capacidades de quienes las recibían. Una pedagogía de cercanía, de amor, de confianza, que se asemeja mucho a la pedagogía del Señor. En definitiva, se tomó en serio lo central: la confianza ilimitada en Dios y un sano olvido de sí mismo. La profunda pobreza, humildad y generosidad personal del padre Juan Enrique trazan un camino espiritual plenamente vigente.