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Quinto domingo de pascua

Comunidad Peumos 2017
Libertad- Buenos Aires

Jesús les dice a los apóstoles: «Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre.» Felipe, desconcertado, le responde: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta».

¿Cuántas veces actuamos como Felipe y buscamos a un Dios celestial situado en las alturas? Muchas veces somos como Felipe: no nos basta con la palabra, sino que necesitamos una verdadera experiencia divina. Generalmente percibimos el Reino ajeno a nuestra realidad, a Dios como un ente distante. Así, nos sentimos indefensos ante tanta grandeza, ante tanta lejanía. Esto, sin duda, dificulta muchas veces un real encuentro con él.

Jesús, en estos versículos rompe con el paradigma que tenemos de Dios, mostrándonos una nueva forma de llegar a él. Nos invita a que reconozcamos al Padre en la vida, y que por medio de su obrar, lo encontremos. Además, da cuenta que sus acciones no provienen únicamente de su voluntad, sino de Dios mismo. De este modo, nos damos cuenta de que Jesús no es solamente un profeta-misionero que luchó por los pobres y excluidos, sino que su obra es de carácter divino ya que emana de Dios mismo. Así, reconocemos en Cristo a un Dios humano, cercano, terrenal, misericordioso, y por sobre todas las cosas, un Dios de amor, que nos ama a todos sin distinción. Pero este amor no es meramente contemplativo, sino que es un amor que nos interpela, que nos envía a la misión, a la lucha por los pobres, por los excluidos, por todos los que sufren las injusticias de nuestro mundo.

Jesús es el camino, la verdad y la vida. Él sale al encuentro de los necesitados y nos invita a creer en su palabra, nos dice que el Reino está con nosotros, y que hay cabida para todos en él. Nos invita a que nos amemos los unos a los otros, como él nos amó. Y es ahí donde está su esencia y su misión que tenemos que adherir a nuestro proyecto de vida; ir por el que sufre, compartir con el hermano, luchar por las injusticias que tanto dolor causan a la gente, y de este modo, amarnos; amarnos como Jesús nos amó, dando la vida por nosotros; amarnos como Dios nos ama, a través del mensaje de su hijo, a través del encuentro cotidiano con el otro.