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Domingo 12 de agosto

Por Comunidad ComVi

Este domingo somos llamados a creer.

Somos llamados, una y otra vez, a creer en el mensaje y en la vida de Jesús. A poner nuestra confianza en el Señor, a lanzarnos a la aventura confiando que cada paso nos acerca al reino de Dios en la Tierra.

En la primera lectura el profeta Elías, buscando la salvación, se adentra en el desierto y le pide al Señor que le quite la vida. Sin embargo, la respuesta que recibe es “Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar”. Así comienza la peregrinación de Elías; pone su vida en las manos de Dios, escucha su llamado, y comienza a caminar por el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches.

En la segunda lectura Pablo nos invita a dejar de lado todas las actitudes que no son congruentes con el mensaje de Jesús, nos llama a practicar “el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros”. Nos recuerda que seguir el camino de Dios implica guiarse por el amor incondicional de Jesús, y que esta es la única manera de llegar al Reino. Que solo a través del amor, completo e incondicional, es posible vivir el mensaje de Dios.

El ejemplo del amor vivo e inmortal de Dios es Jesús; su camino de cruz y su sacrificio cristalizan el amor incondicional que Él nos tiene. Sin embargo, los judíos lo cuestionaron y lo criticaron, no confiaban en que fuera realmente el Mesías; para ellos Jesús era un joven carpintero, conocían a sus padres y lo habían visto crecer. ¿Cómo era posible que ahora se proclamara hijo de Dios? ¿Cómo no dudar en el joven que habían visto crecer y que ahora se decía el Mesías? El desafío al que se enfrentan los judíos que lo escuchaban era confiar en que Jesús es el elegido del Señor, imagen del amor que Él nos tiene, y que es posible encontrar a Dios al confiar en Jesús. La vida de Cristo – su amor, sus enseñanzas, su voluntad – es el pan de la vida que “desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera”.

Este es el mismo desafío que tenemos hoy en día. Tal como Elías, nosotros y nosotras nos encontramos en un momento en el que la iglesia esta pasando por momentos de cambios, de incertidumbres; y en nuestra vida cotidiana existen muchas situaciones que nos frustran y nos hacen sentir desanimados y desesperanzados. Constantemente nos encontramos con la violencia y la injusticia, nos llenamos de sentimientos de rabia e impotencia y tal como los judíos, desconfiamos y dudamos de la gente, de nuestros hermanos y hermanas.

Hoy la invitación es a confiar en Cristo, a poner toda nuestra energía y nuestra esperanza en el camino que nos ha mostrado. A enfrentarnos a nuestra cotidianidad convencidas y convencidos que el amor es la única forma de anunciar el Reino. A tomar nuestras dudas, nuestras desconfianzas, nuestras inseguridades y responder con fuerza que confiamos en Jesús, pan de vida y salvación.