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Pascua de la hermana María del Carmen Pérez ss.cc.

A los 86 años de edad murió ayer domingo 18 de noviembre nuestra hermana María del Carmen Pérez Walker ss.cc., en la comunidad Santa Inés de las hermanas de la Congregación de los Sagrados Corazones, en la ciudad de Viña del Mar.

Sus funerales se realizaron esta tarde luego de una eucaristía presidida por el superior provincial de la congregación, René Cabezón ss.cc., en el Colegio SS.CC. Monjas francesas ubicado en la calle Álvarez 262, en Viña del Mar.

Patricia Villarroel ss.cc., Superiora general de la Congregación recién asumida en Roma, envió unas hermosas palabras que se compartieron y que adjuntamos al final de esta nota

María del Carmen impulsó a lo largo de su servicio religioso, numerosos proyectos de beneficencia, para lo cual creó la Fundación de los Sagrados Corazones, con la que se administraban tres centros: el centro abierto del adulto mayor Padre Damián de Molokai, la sala cuna y jardín infantil Reina de la Paz y la residencia Nuestra Señora de la Paz que atiende niñas y adolescentes derivas por los tribunales de familia, todos con sede en Santiago.

María del Carmen Pérez Walker nació el 2 de abril de 1932, ingresó al noviciado en 1952 e hizo su profesión perpetua el 15 de agosto de 1956 en Viña del Mar, Chile. Se tituló como licenciada de filosofía y educación en la Universidad Católica de Valparaíso en 1962. Estudió, investigó y escribió sobre la historia de las religiosas misioneras de la Congregación.

Acompañamos a su familia, a sus hermanas Sagrados Corazones y a quienes María del Carmen acompañó tan de cerca. Agradecemos al Señor por su vida dedicada a los más sencillos.

Carta de Patricia Villarroel a las hermanas de Chile

Queridas hermanas,

Se pueden imaginar cuánto quisiera estar compartiendo este momento con ustedes, pero el Señor no lo quiso así, y él tendrá sus motivos.

Estoy segura, que cada una tiene varios recuerdos importanteen su vida, ligados a María del Carmen: gestos de cariño, enseñanzas, ejemplos, conversaciones interesantes… y es lo que hace que su partida la sintamos como una gran pérdida, aunque todas sepamos que ya había llegado el momento, que ella se empezó a ir desde hace un buen tiempo, y que ahora solo llegó al descanso bien merecido, después de una vida entera entregada a la misión de los SS.CC.

Se nos ha ido una de las grandes figuras de la Congregación.

¡Cuánto nos dio a cada una!

¡Cuánto entregó, compartió, ofreció…!

¡Cuánto le debemos nosotras, y tantos otros con los que ella estuvo y trabajó!

María del Carmen fue una gran mujer que, siendo joven, se consagró al Señor para siempre y vivió su vida en plenitud. De eso somos testigos. Vivió, con generosa entrega, todo lo que la Congregación le pidió, poniendo sus muchos dones al servicio de la misión: como mujer consagrada, profesora, orientadora, directora de colegio; como vecina en la población, como hermana, estudiosa y escritora, alguna vez…

Por eso hoy día tenemos mucho que agradecer.

¿Cómo no agradecer el amor a la Congregación que ella transmitía? ¿La pasión con la que hablaba de la Buena Madre, del nacimiento de la primera comunidad, de la llegada de las hermanas a Valparaíso?

¿Cuánto nos contagió con ese cariño en cualquier oportunidad que se presentara?

Y no solo de la Congregación hablaba¿Quién no sintió un poco de orgullo, alguna vez, al escuchar sus reflexiones en la televisión, sobre cualquier tema de la vida cotidiana? ¿A cuántos les habrá hecho bien con esos comentarios?

Varias de nosotras, entre las que me incluyo, llegamos a la Congregación por su testimonio de vida, por su alegría de mujer consagrada, por su compromiso con la renovación de la Iglesia después del Concilio, por su postura clara y evangélica en los difíciles tiempos de la dictadura,…

Es hora de agradecerle a Dios, todo lo que hizo en ella y a través de ella, y pedirle que la tenga ya gozando de la vida que él nos tiene prometida y que María del Carmen siempre esperó. Y pedirle también, que desde esa vida nueva, ella pueda velar por su Congregación, e interceder por todas las necesidades de la Iglesia, del país y del mundo, que a ella siempre le preocuparon.

Con todo cariño, les abraza, Patricia ss.cc.

Asís, 19 de noviembre de 2018