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Por una esperanza colectiva

“Los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros” Esta es una clara invitación a no perder la esperanza por lo que vendrá. Estamos viviendo como humanidad tiempos con muchas dificultades, la creación entera está sufriendo dolores y en específico, cada uno de nosotros y nosotras día a día vive con distintas preocupaciones, de las cuales solo queda seguir con la utopía de la esperanza futura. Muchas veces, la típica frase “la esperanza es lo último que se pierde” hace mucho más sentido de lo que creemos. 

A pesar de los tiempos impensados que vivimos, se nos invita a seguir luchando para mantener viva esa esperanza. Entonces es cuando debemos reflexionar sobre qué son las cosas que nos dan esperanza, qué personas, situaciones o acciones nos permiten levantarnos diariamente. Debemos siempre tenerlas presentes para no perder la mirada a un futuro de liberación que El Señor nos promete.

Desde esa esperanza personal a la cual somos invitados a construir, la misión la encontramos en poder generar una esperanza en todas las personas. En ese sentido, cada uno de nosotros y nosotras en esta época de pandemia tenemos la oportunidad y deber de darnos el tiempo para primero escuchar y leer la palabra del Señor, segundo de comprender y reflexionar sobre el mensaje que nos quieren transmitir a través de las parábolas y tercero que nuestros ojos vean, nuestros oídos oigan y abramos nuestro corazón así podamos sensibilizarnos ante el acontecer de aquellas familias que están sufriendo estos días de dificultad que se viven a nivel país. 

Es también deber nuestro que así como ahora somos capaces de ver, oír y sentir con el corazón que nos pongamos manos a la obra en ayudar a las familias que vemos están sufriendo las consecuencias colaterales que provoca este estado de pandemia, ya sea aportando con lo que podamos a las redes comunitarias oficiales o directamente participando en la organización de nuevas redes para espacios que notamos carecen de ayuda ¿qué tenemos que dejar atrás para poder levantarnos y salir a ayudar?

Nuestra motivación además debe ser sembrar una cosecha que luego entregará ya sea cien, setenta o treinta veces más fruto sólo por la ayuda que nosotros estamos entregando, lo que queremos es construir el Reino y eso se logra teniendo la cosecha más fértil, jardinear todo lo necesario para quitar las espinas que nos ahogan el sembrado y arar la tierra para sacar las piedras y dejar buena tierra de cultivo.