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La fuerza espiritual de Tatiana más allá de las estrellas

Su mundo es el espacio y todo lo que vuela, mas es una joven con sus pies bien anclados a la tierra. Tatiana López Miranda tiene 22 años de edad y, de estos, en 17 ha estado vinculada a los Sagrados Corazones. Doce como alumna del colegio de Concepción, y cinco más como asesora de comunidades juveniles de la congregación. Es una de las nuestra, como mujer, laica y joven, que vive nuestro carisma en el día a día, y por ahora, en esta Tierra.

Es una “astronauta análoga”, es decir, una persona encargada de llevar a cabo misiones análogas según el lenguaje técnico que ella define. Traducido esto a nuestro entender, diríamos que es una persona que cumple una misión que busca simular realidades y funciones como si se tratara de estar en Marte o en la Luna, en otro cuerpo celeste o en una estación espacial… pero aquí, en la Tierra, sin haberse elevado todavía un centímetro de la superficie.

Ella es parte de la tripulación de 9 astronautas análogas y análogos (6 mujeres y 3 hombres) que fueron seleccionados/as entre cientos de jóvenes de todo el mundo que postularon.

Se trata de la misión Asclepios II, donde Tatiana López trabaja como Ingeniera Civil Aeroespacial, junto a sus compañeros chilenos también seleccionados Nicolás Ortega y Nicolás Sepúlveda Asclepios es un programa exclusivo para estudiantes que busca entrenar astronautas de forma análoga, liderado por el Instituto Federal de Tecnología de Lausanne (EPFL), Suiza, con la Agencia Espacial Europea (ESA).

“En mi caso, se busca simular el polo sur de la Luna”, explica. “Ahí llevaremos a cabo nuestra misión, durante 10 días, aproximadamente, en lo que es una base lunar (simulada e instalada) en Los Alpes suizos. Ahí vamos a llevar a cabo todo este experimento”, dice, explicando que eso sirve para replicarlo cuando se haga realidad en la Luna misma.

ENTRENAMIENTO

Tatiana fue una de las nueve seleccionadas de entre 18 jóvenes de todo el mundo que llegaron a la etapa final. Su misión se realizará en julio de 2022. Y hace unas semanas regresó de Europa donde inició su entrenamiento y que ahora sigue en forma on line. Pero desde febrero a julio próximos deberá ir a Suiza para seguir el entrenamiento de modo presencial.

La joven explica que la selección fue muy exigente. Desde la revisión del currículum a cómo se expresa en inglés y ante 30 cámaras porque será el modo habitual de comunicarse, pasando por el manejo del estrés, las pruebas escritas de largas horas de duración, cálculos matemáticos complejos, estudios sicológicos, test de personalidad, análisis de trabajo en equipo, pruebas militares, acondicionamiento físico, fuerza y resistencia“, hasta ejercicios de “armar puzzles debajo del agua” y “memorizar en 4 minutos, documentos de 8 o 9 páginas que indicaban los procedimientos que debíamos realizar después”.

Cuenta orgullosa que conoció a Claude Nicollier, el primer astronauta suizo y primer comandante de la Estación Espacial Internacional. “Tuvimos una entrevista muy entretenida», señala.

Actualmente cursa el tercer año de la carrera de Ingeniería Civil Aeroespacial, es decir, un área profesional que tiene que ver con la mecánica de todo aparato que vuela, desde drones a naves espaciales. En Chile, la Universidad de Concepción es la única que imparte esta carrera aunque la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso y la Academia Politécnica Aeronáutica de la FACH en Santiago, imparten estudios de especialidades similares. En América Latina, solo existe en México.

SU HISTORIA

Tatiana ingresó primero a la Universidad de Concepción para estudiar Ingeniería Civil Biomédica, “siempre pensando en querer ayudar al resto”. Además, desde muy pequeña dice que siempre soñó ser astronauta. «Esto no está tan lejos de eso», se complació pensando en los trajes médicos y científicos que usan los astronautas.

Sin embargo, un día tuvo llegó su oportunidad. Fue invitada a participar en una serie de charlas y grupos de interés del tema aeroespacial. Mirando el horizonte como si reviviera ese día, cuenta: “yo tengo que ser parte de esto”, se dijo a sí misma. Y “durante un semestre me enamoré de los cohetes de propulsión, de cómo hacer el combustible, de diseñar cosas que iban a ir al espacio. Así encontré mi vocación de verdad y me cambié de carrera”.

Antes de llegar a ese momento, Tatiana se formó durante 12 años en el Colegio de los Sagrados Corazones de Concepción. Fue alumna de prekinder a cuarto medio. “Le tengo mucho cariño y aún sigo involucrada. Soy asesora de comunidades y también asesora del Retiro Espiritual de la congregación”, señala.

Añade que la marcó su profesora, Miss Roxana, hoy convertida en su madrina de confirmación. “Al final fue quien incentivó más mi vocación por la ciencia, porque siempre fue la persona que le gustó mucho leer y escribir, traspasándome eso».

Reconoce que “las misiones, el ir a todos esos campamentos, tener asesores como a los que yo tuve, fueron otros de los aspectos en que el colegio me marcó”.

“Hoy soy asesora porque quiero que los niños que están en el colegio tengan asesores similares a los que yo tuve, porque ellos fueron un gran apoyo. Siempre buscábamos ayudar a los demás, como cuando fuimos a un centro para niños con desnutrición. Todas esas cosas suman en la persona que soy, suman para lo que llegue a lograr, porque todas esas experiencias, por mucho que uno no vea, tiene relación con ir al espacio desde la nada”.

MUJER

— Ese atributo de trabajar en equipo o el responder a difíciles pruebas de sobrevivencia y habilidades como las que tuviste recientemente en Suiza ¿de dónde las sacas? ¿De dónde proviene esa fuerza y energía que irradias para superar cualquier barrera?

— De mi espiritualidad. Crecí más espiritualmente en las comunidades, desde que entré en primero medio hasta cuando terminé siendo una persona muy distinta en cuarto medio. También el ayudar a otros jóvenes, pero al final son ellos quienes me ayudaron”.

— ¿El colegio te ayudó de alguna forma a empoderarte como mujer?

— La verdad de las cosas, nunca, nunca encontré diferencia por ser mujer en mi colegio. Cuando salí del mundo escolar, alguien me dijo que había una diferencia, y noté que en ingeniería, por ejemplo, había menos mujeres. En lo personal, las diferencias para mí nunca existieron antes. Esto tiene que ver mucho con el modo de cómo me quieren aquí en casa. Mi familia jamás me lo hizo notar. Quizá llame la atención que esté ahí en este proyecto siendo mujer, pero intelectualmente soy igual que los varones, y para mí nunca ha sido tema.

“Sí sé que para muchas otras mujeres este problema de justicia de género es un gran problema y lo he escuchado de otras personas y me gustaría que ello no existiera. Por eso también soy parte de un grupo que se llama Provoca, que busca promover en las mujeres la ciencia, tecnología, las matemáticas, y la ingeniería. Es una organización ligada al Observatorio Alma. Ahí juntas trabajamos para que esas diferencias no existan. Entonces intentamos ir y educar a las niñas para que se atrevan, porque he escuchado mucho decir ‘me encantaría estudiar ingeniería aeroespacial’, pero no hay mujeres y no entran a la carrera. Al final, las oportunidades una debe generarlas, abrirlas, hay que trabajar todos los días para disminuir las desigualdades y las diferencias un poco más”.

CARISMA

— Imagino que sabes lo que significa en la congregación “contemplar, vivir y anunciar” ¿no?

— Sí, claro.

— ¿Cómo contemplas?

— Creo que en todos esos pequeños momentos de la vida cotidiana. Me acuerdo, por ejemplo, que alguien que trabaja con mi papá le mandó una fotografía del cuaderno de su hija que está en segundo básico. Le habían dado de tarea poner una noticia que le hubiera impactado. Bueno, ahí estaba mi foto del periódico y decía que le había inspirado para poder hacer más cosas. Contemplo en esos pequeños momentos donde se va haciendo algún cambio y donde una, de verdad, puede ayudar. Contemplo en los momentos pequeños y gratificantes vivir.

— ¿Cómo vives?

— Es una pregunta muy profunda—  dice, mientras se da tiempo parea reflexionar. «Para mí el desafío más importante es ser feliz y compartir lo que estoy haciendo, no importa lo que sea; sea en el ámbito científico o religioso, social. Me gusta que alguien más pueda ser feliz con esto también y siempre que yo lo sea. Porque para poder ayudar a alguien a ser feliz, uno tiene que ser feliz primero. Así que me gusta mucho compartir y eso busco que se refleje en todo lo que hago».

— ¿Cómo anuncias?

— Dependiendo de lo que esté haciendo, anuncio de distintas maneras. Por ejemplo, con mis niños de comunidades; digo ‘mis niños’ por cariño porque tienen como 4 años menos que yo no más. Pero ellos saben que es con cariño. A ellos me gusta escucharlos y dependiendo del problema que tengan, se les acongoja. Ese es el anuncio.

NUEVA CONSTITUCIÓN

Tatiana se reconoce afortunada por la familia que tiene. Su hermana que la admira, está feliz pero no con que esté tanto tiempo fuera de casa. Incluso comparte misión con su pololo quien es uno de los astronauta varones. Y aunque pareciera que ser astronauta es meterse en un traje aislado para vivir en  otro mundo, para Tatiana el contexto de la realidad en que vive no le es extraño. Es más. Ha cumplido con rigor su deber de ser vocal de mesa en las elecciones.

— ¿Qué te parece tener una nueva Constitución Política en Chile?

— Creo que hay varias cosas que hay que mejorar, en especial la educación. Tengo fe de que ahora van a cambiar las cosas y hay que esperar. Desde siempre, desde pequeña, me encantaba leer, me encantaba la ciencia. Así que siempre andaba buscado más libros y me acuerdo que, cuando tenía como ocho años, fui a comprar libros y vi que eran muy caros porque no todo se podía comprar. Después supe que eso era consecuencia del impuesto que tienen. Eso tiene que cambiar, como deben cambiar muchas cosas urgentes en el área de salud.

—  ¿Algún mensaje a tus pares?

— Me gustaría que todas y todos supieran que ningún sueño es imposible y siempre hay alguien alrededor nuestro que puede ayudarnos y conseguir lo que queremos. Nada es fácil y no hay que tener miedo. Hay que atreverse a pedir ayuda. / APN.