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Comedor parroquia La Anunciación, al servicio de las necesidades encubiertas de los vecinos de Providencia

Surgió en pandemia enfocado en los migrantes, pero siguió con su acción solidaria, entregando más de 100 almuerzos diarios, principalmente a los adultos mayores, más vulnerables del sector

“En nuestra comuna hay una pobreza encubierta, adultos mayores en condiciones de abandono social y familiar. Nuestra cocina solidaria, es un espacio de entrega al más necesitado, cocinamos comida casera y con mirada alimentar el cuerpo y el alma, al término de la jornada estamos ciertos, que nuestro trabajo también alimenta nuestra alma”, expresa Claudia Inostroza, voluntaria del comedor de la parroquia La Anunciación, que surgió en pandemia, pero que sigue hoy, atendiendo todos los días de la semana, entregando entre 120 y 130 almuerzos diarios.

Entre el estallido social y la pandemia, muchas familias migrantes, principalmente provenientes de Venezuela, se instalaron en las cercanías de su consulado, ubicado cerca de la parroquia La Anunciación: “Un día me detuve para mirar cuánta gente vivía allí. Eran muchos niños y adultos mayores, que estaban durmiendo en improvisadas carpas. Nunca había trabajado con personas que habitaban en la calle, y mucho menos hecho una labor social. Pero ese día, al llegar a mi casa, no podía quedarme dormida, producto de esta imagen. Fue en ese instante que me contacté con un amigo, llamado José Luis Palacios, y luego con el párroco padre Eduardo Pérez-Cotapos, quien nos facilitó la parroquia para iniciar nuestra iniciativa solidaria”, agrega Claudia Inostroza.

Desde la parroquia se les ofreció un techo, baño y comida a los migrantes y Claudia junto a un grupo de voluntarios, se organizó para ir a recolectar donaciones, conseguir artículos de aseo, cloro, mascarillas entre otras cosas, “siempre de la mano de Dios, todo se fue dando de forma muy milagrosa”, recuerda la voluntaria.

Tejieron redes de cooperación con otras entidades, creando un Núcleo Humanitario, para esos más de 300 venezolanos que deambulaban por el consulado, hasta que la Municipalidad de Providencia, se hizo cargo de ellos.

Los voluntarios quedaron desocupados, pero decidieron seguir adelante, pues tenían insumos para seguir cocinando y comenzaron ayudar a los vecinos más necesitados: “Cuando logras ver a esa persona como un rostro de Cristo, se está cumpliendo el legado que Él nos dejó. No es simplemente un plato de comida. En definitiva, cuando le damos un plato de comida a una persona, no cambia en nada él, sino que lo estamos visibilizando y ahí está su vida, porque vemos que nos necesita y debemos estar para él”, comenta Claudia, respecto a lo que la mueve a seguir ayudando.

Esta cocina solidaria funciona de lunes a domingo, desde las 8:30 a 13:30 horas, preparando la comida, para después despacharla, cocinan más de 120 almuerzos diariamente. Son 15 los voluntarios que se turnan para cocinar, despachar y recolectar donaciones que vienen de dos ferias libres del sector, del colectivo Núcleo Humanitario y de la Ayuda Fraterna de la parroquia La Anunciación.