La reciente visita del papa Francisco a la Jornada mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en Lisboa, Portugal, probablemente será uno de los hitos importantes de su pontificado. Sobre todo por su llamado de inclusión.
Pero, además, el conjunto de discursos y homilías que pronunció en esta oportunidad, son un capítulo magisterial importante, donde temas como la paz, diversidad y cuidado del medio ambiente fueron ejes transversales.
En su primera JMJ, celebrada en Río de Janeiro (2013), y a cuatro meses de haber sido elegido, Francisco llamó a la juventud a que “hagan lío”. Diez años después, cerró una semana de convocatoria de casi dos millones de personas en Portugal llenando ese llamado de argumentos, temas y prospectiva de cambio.
Es aún más notable que un anciano, en silla de rueda, de ánimo rejuvenecido, sea capaz de sintonizar masivamente con los jóvenes hablando con un lenguaje claro y simbólico. «»A ustedes, jóvenes, que cultivan sueños grandes pero frecuentemente ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes, jóvenes, que a veces piensan que no serán capaces, a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa», les habló de forma directa.
No se quedó ahí. Este papa transitó en estos diez años de la simple rebeldía juvenil a un llamado profundo para generar cambios importantes para la iglesia y la sociedad. Si antes dijo a los jóvenes «hagan líos» ahora les llamó a que «busquen y arriesguen».
«A ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo y luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad, pero que les parece que no es suficiente, a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: No tengan miedo», señaló.
«Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados», dijo en parte instando a asumir riesgos y a rechazar la tentación de perpetuar únicamente el statu quo, o lo que definió como el «sistema actual global de elitismo y desigualdad», con una actitud de autoprotección.
En esta tarea, como iglesia, pidió actuar sin exclusión. No menos fue su mensaje en Fátima. un lugar convertido en historia viva del catolicismo como pocos en el mundo. Aquí, Francisco rezó por una Iglesia de «puertas abiertas» donde «todos puedan entrar» porque «una madre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión». E hizo repetir a los jóvenes, gritando: «¡todos, todos, todos!».
En el cierre de la JMJ con la misa que celebró el domingo 5 de agosto, trazó una de sus clásicas aliteraciones con las que suele embellecer los textos de los Vía Crucis y le dijo a más de un millón y medio de jóvenes que se reunieron en el Parque Tejo de Lisboa que «está bien que quieran cambiar el mundo, no tengan miedo». Luego los invitó al Jubileo de los Jóvenes en Roma, en 2025, y al próximo JMJ en Seúl (Corea del Sur), en 2027.
A continuación, puede descargar el ebook con todos los discursos y homilías del papa Francisco en Portugal.
