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Asamblea del Sínodo ratifica la opción por los pobres y desea «una Iglesia más cercana y menos burocrática»

Con el «Informe de Síntesis» titulado «Una Iglesia sinodal en misión» finalizó este domingo 29 de octubre, en Roma, la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, coloquialmente llamado «Sínodo de la Sinodalidad», y que se había iniciado el pasado 4 de este mes.

El tema de esta Asamblea es la sinodalidad, el modo de ser y el modo de hacer de la Iglesia en este tercer milenio. El Papa ha pedido que sea objeto de un prolongado discernimiento en toda la Iglesia. El Sínodo no es un acontecimiento, sino un proceso, en el que todo el Pueblo de Dios está llamado a caminar juntos, guiados por el Espíritu Santo haciendo verdad el lema del Sínodo: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión».

La comisión redactora cuidó en llamar «informe de síntesis» y no «documento» esta sistematización de contenidos abordados y se complementa con la Carta al pueblo de Dios enviada el pasado miércoles y que también publicamos en este portal, más la alocución del papa Francisco del mismo 25 de octubre pronunciada en la XVIII Congregación General. Aquí afirmó que la Iglesia como Pueblo de Dios es ese “pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor”.

Además, subrayó que la Iglesia transmite la fe en “dialecto femenino” y que tiene que liberarse del “clericalismo que es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios”.

En la práctica, este conjunto de textos dan contexto al informe de síntesis dado a conocer este domingo 29.

EL INFORME

Para acordar este informe, han votado mujeres, y laicos y laicas en general. Este guiará la reflexión de la iglesia a nivel mundial durante este período que va de octubre de 2023 a octubre de 2024, cuando vuelva a reunirse dicha asamblea sinodal para definir el futuro de la Iglesia.

En la primera parte del texto, titulado «El rostro de la Iglesia sinodal«, se presentan los principios teológicos que iluminan y fundamentan la sinodalidad. Aquí se afirma que «Este proceso ha renovado nuestra experiencia y nuestro deseo de una Iglesia que sea el hogar y la familia de Dios. Precisamente con esta experiencia y este deseo de una Iglesia más cercana a las personas, menos burocrática y más relacional, se han asociado los términos «‘sinodalidad’ y ‘sinodal’, ofreciendo una primera comprensión que es necesario precisar mejor».

En la segunda parte, llamada «Todos discípulos, todos misioneros”, presenta la sinodalidad como un camino conjunto del Pueblo de Dios y como un diálogo fecundo de carismas y ministerios al servicio de la venida del Reino.

Y la tercera parte se llama «Tejer lazos, generar comunidad«, y muestra la sinodalidad como un conjunto de procesos y una red de organismos que permiten el intercambio entre Iglesias y el diálogo con el mundo.

RATIFICA LA OPCIÓN POR LOS POBRES

El Informe dedica un amplio espacio a los pobres, que piden a la Iglesia «amor» entendido como «respeto, acogida y reconocimiento» (4 a). «Para la Iglesia, la opción por los pobres y descartados es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica».

El documento identifica como pobres también a los migrantes, los indígenas, las víctimas de la violencia, los abusos (especialmente las mujeres), el racismo y la trata, las personas con adicciones, las minorías, los ancianos abandonados, los trabajadores explotados.

Dice: «Los más vulnerables entre los vulnerables, por los que es necesaria una defensa constante, son los niños en el vientre materno y sus madres», se lee en el texto de la Asamblea, que dice ser «consciente del clamor de los ‘nuevos pobres’ producido por las guerras y el terrorismo causado también por ‘sistemas políticos y económicos corruptos'».

MUJERES EN LA IGLESIA

Diferentes analistas están de acuerdo que uno de los temas más significativos fue la petición de “continuar con la investigación” sobre el diaconado femenino, y la exigencia de que “se aborden y resuelvan los casos de discriminación laboral y de remuneración injusta en el seno de la Iglesia, en particular con respecto a las mujeres consagradas, que con demasiada frecuencia son consideradas mano de obra barata”. Sin embargo, hay que tener conciencia que aún no se ha presentado ninguna «revolución» al respecto.

En el informe se indica que durante los debates de esta asamblea «muchas mujeres expresaron su profunda gratitud por la labor de sacerdotes y obispos, pero también hablaron de una Iglesia que duele». Denunciaron que «el clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen marcando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión», y solicitaron «una profunda conversión espiritual como base de cualquier cambio estructural».

Añadieron que «cuando en la Iglesia se violan la dignidad y la justicia en las relaciones entre hombres y mujeres, se debilita la credibilidad del anuncio que dirigimos al mundo» y por eso ahora solicitan «mayor reconocimiento y valorización de la aportación de las mujeres y un aumento de las responsabilidades pastorales que se les confían en todos los ámbitos de la vida y la misión de la Iglesia».

“Laicos y laicas, consagrados y consagradas, diáconos y sacerdotes fueron, con los Obispos, testigos de un proceso que quiere implicar a toda la Iglesia y a todos en la Iglesia”, dice eluego el texto, que recuerda que la asamblea que ahora concluye “no es un acontecimiento aislado, sino una parte integrante y una etapa necesaria del proceso sinodal”.

ECUMENISMO

La unidad de los cristianos es otro importante tema y eje de del actual pontificado de Francisco señalando que este es “un signo claro y creíble de la voluntad de caminar juntos en el espíritu de unidad de fe e intercambio de dones”. Así, en perspectiva del año 2025 y al aniversario del Concilio de Nicea, se busca “llegar a una fecha común para la fiesta de Pascua”, así como el deseo de “convocar un sínodo ecuménico sobre la misión común en el mundo contemporáneo” y “compilar un martirologio ecuménico”.

El informe constata la crisis de vocaciones y sus riesgos, más allá de la ausencia de sacerdotes, y una llamada a la corresponsabilidad. Con peligros como «Puede suceder que los sacerdotes lo hagan todo y los carismas y ministerios de los laicos sean ignorados o infrautilizados”. “También existe el peligro, expresado por la Asamblea, de ‘»clericalizar» a los laicos, creando una especie de élite laica que perpetúa las desigualdades y las divisiones en el Pueblo de Dios”.

VIDA CONSAGRADA

Sobre el papel de la vida consagrada, el texto cita el concepto en 10 oportunidades y en lo central reivindica “el don de los carismas”. En el punto 1o y bajo el rótulo de «covergencias», se ddeclara:

«La dimensión carismática de la Iglesia tiene una manifestación particular en la vida consagrada, con la riqueza y variedad de sus formas. Su testimonio ha contribuido en todas las épocas a renovar la vida de la comunidad eclesial, mostrándose como un antídoto contra la tentación recurrente de la mundanidad. Las diversas familias religiosas muestran la belleza del seguimiento del Señor, en el monte de la oración y en los caminos del mundo, en las formas de vida comunitaria, en la soledad del desierto y en la frontera de los desafíos culturales. La vida consagrada ha sido más de una vez la primera en percibir los cambios de la historia y en captar las llamadas del Espíritu: también hoy la Iglesia necesita su profecía. La comunidad cristiana mira también con atención y gratitud las probadas prácticas de vida sinodal y de discernimiento en común que las comunidades de vida consagrada han desarrollado a lo largo de los siglos. También de ellas sabemos que podemos aprender la sabiduría de caminar juntos. Muchas Congregaciones e Institutos practican la conversación en el Espíritu o formas similares de discernimiento en el curso de los capítulos provinciales y generales, para renovar estructuras, repensar estilos de vida y activar nuevas formas de servicio y cercanía a los más pobres. En otros casos, sin embargo, se constata la persistencia de un estilo autoritario, que no deja espacio para el diálogo fraterno».

Más adelante en este punto advierte de “los casos de abusos de diverso tipo contra personas consagradas y miembros de agregaciones laicales, especialmente mujeres, señalan un problema en el ejercicio de la autoridad y requieren decisivas y intervenciones adecuadas”.

CLERICALISMO Y OTROS

Sobre el clericalismo se indica que este trae una “deformación del sacerdocio” que “debe contrarrestarse” desde los primeros años de formación en el seminario. En los seminarios, de hecho, “es necesario evitar los riesgos del formalismo y de la ideología que conducen a actitudes autoritarias e impiden un verdadero crecimiento vocacional”.

Respecto al celibato, se pide una “reflexión más profunda” sobre su “obligación disciplinar”, especialmente “allí donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil”.

“Es necesario seguir reflexionando sobre la relación entre la colegialidad episcopal y la diversidad de puntos de vista teológicos y pastorales”, apunta el documento de síntesis, que aboga por “una cultura de transparenciay respeto de los procedimientos previstos para la protección de los menores y de las personas vulnerables”.

Algo que ya se viene conversando en diversos ámbitos, se indica también que los obispos no juzguen abusos en sus diócesis. «La delicada cuestión de la gestión de los abusos coloca a muchos obispos en la dificultad de conciliar el papel de padre y de juez”, y por tanto, sugiere “confiar la tarea judicial a otro órgano, que se especificará canónicamente”. Al tiempo, se reclama que “se revisen los criterios de selección de los candidatos al episcopado, equilibrando la autoridad del Nuncio Apostólico con la participación de la Conferencia Episcopal” y “escuchando a un mayor número de laicos, laicas, consagrados y consagradas”.

LA ESCUCHA

El informe de síntesis profundiza sobre la escucha. Así, valora la invitación a “hablar y ser escuchado en la Iglesia y por la Iglesia”, que buscan se exporte al día a día del proceso sinodal, más allá de Roma. Especialmente, el texto se centra en “personas y grupos que piden ser escuchados y acompañados”, entre los que se encuentran los jóvenes, “las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, institucionales, de poder y de conciencia por parte de miembros del clero”, o quienes “se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia, a causa de su situación conyugal, su identidad y su sexualidad piden también ser escuchadas y acompañadas, y que se defienda su dignidad”.

El texto reconoce que “las personas que se sienten heridas o abandonadas por la Iglesia” precisan “un lugar al que volver ‘a casa’ y donde sentirse seguros, escuchados y respetados, sin miedo a sentirse juzgados”.

Jóvenes, mujeres, ancianos y minorías también deben ser escuchados, insiste la síntesis, que también aboga por penetrar en el mundo digital. “No podemos evangelizar la cultura digital sin antes comprenderla”, señala el documento, que valora el trabajo llevado a cabo por el Sínodo Digital.

Aquí leer y descargar en forma completa y en español el Informe Síntesis.