Mensaje de la Asamblea de Conferre

La 54a. Asamblea Nacional Anual de Superioras y Superiores Mayores de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile, Conferre, se realizó del 13 al 15 de mayo último, en la Casa de Eejercicios Espirituales de Padre Hurtado. En ella participó por la Congregación nuestro superior provincial Sandro Mancilla sscc, además René Cabezón sscc, en cuanto miembro de la Junta Directiva de la Conferre.

Las y los superiores de las congregaciones, decidieron celebrar el jubileo del Año Santo entre el 15 de agosto de este 2024 y el 15 de agosto de 2025.

«Queremos soñar y proyectarnos a través de ideas que podrían llegar a hacerse vida, por ejemplo, en un Congreso de la Vida Consagrada, en peregrinaciones, testimonios vocacionales, encuentros zonales, etc; todos impulsos que visualicen y promuevan una vida Consagrada intercongregacional e intergeneracional que aún tiene mucho que decir y mostrar, una vida cuyo sentido es el seguimiento de Jesucristo y que con su testimonio motiva y renueva nuestra propia historia vocacional», señalaron en un mensaje final que hicieron público.

Este mensaje dice textualmente lo siguiente:

MENSAJE DE LA 54a. ASAMBLEA NACIONAL ANUAL DE SUPERIORAS Y SUPERIORES MAYORES DE CONFERRE

13 al 15 de mayo 2024, Padre Hurtado

EN CAMINO AL JUBILEO… PEREGRINOS DE ESPERANZA”

Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio. Así podrán discernir lo que es mejor y ser puros e irreprochables para el día de Cristo; llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Filipenses 1,9-11

A la Vida Consagrada de Chile, y a la Iglesia Pueblo de Dios:

Fijando la mirada en la ruta Sinodal en la cual llevamos años de proceso dialogante, caminos de encuentro y desencuentros y sin perder la perspectiva del Jubileo 2025 que se nos avecina queremos resignificar nuestra esperanza.

A la luz de los ejes del sínodo, el rostro de la Iglesia sinodal, todos discípulos, todos misioneros, y tejer lazos, construir comunidad, deseamos profundizar en nuestras comunidades estos elementos e invitar a trasmutar del típico modo de los eventos a la revalorización y aprendizaje  de la experiencia de los  PROCESOS que enriquecen, enseñan, muestran el norte, que dan luces para un caminar en conjunto en la diversidad, en la comunidad, en la Misión, en las realidades sociales y en el contexto mundial del que somos parte.

Estamos llamados, dentro de roles y misiones definidas, a reactualizar una COMUNIÓN que irradia a Cristo, una MISIÓN que crece en corresponsabilidad y a generar, con autoridad, mayor PARTICIPACIÓN y responsabilidad. 

Aspiramos a dar más pasos hacia a una cultura del consenso en un constante discernimiento para la vida, a una escucha activa y fructífera, a un diálogo con sentido de futuro, a un silencio transformador y creativo, esto iluminados por el método de la Conversación en el Espíritu, herramienta que hoy como ayer puede ser impulso de desarrollo, crecimiento, cambio y sobre todo de continua conversión, de transformación personal, comunitaria, congregacional y eclesial.

Tras los informes anuales de los diferentes departamentos y la destacada presentación del libro “El abuso sexual en contextos eclesiales” presentamos algunos Desafíos que visualizamos en clave de SINODALIDAD:

Seguir creando con esperanza  más espacios y lugares dentro de  la Vida Consagrada, que acrecienten el diálogo y el encuentro.

Mantener una voz profética en medio de una cultura que requiere y nos exige mayor respeto por la dignidad humana, el cuidado de las minorías  y del medio ambiente, en palabras concretas, no olvidarnos de los  migrantes, de la prevención de abusos de toda índole, de la responsabilidad política en la  promoción y protección de la vida desde la educación y la formación en redes y en comunión. Trabajando y colaborando en igualdad con laicos y laicas de nuestras familias carismáticas.

Revalorar y promover nuestra opción de vida que se hace fecunda en la fraternidad de la Vida Consagrada y en la primacía del Evangelio favoreciendo con el Testimonio de vida el surgimiento de nuevas vocaciones para la Iglesia.

Proteger, cuidar y mantener la entidad de Conferre, a través del sustento económico poniendo a disposición personas que colaboren, y otros medios, desde una óptica intercongregacional, sinodal y con una mirada de futuro.

Celebrar: La esperanza nos debe mover. Queremos terminar este mensaje promoviendo una vida consagrada que festeja, goza y se alegra en Cristo resucitado y comparte su opción de vida en el Jubileo al que nos ha invitado el Papa. Es una gran oportunidad para experimentar el caminar juntos.

Hemos decidido celebrar esta fiesta jubilar entre el 15 de agosto de 2024 y el 15 de agosto de 2025. Queremos soñar y proyectarnos a través de ideas que podrían llegar a hacerse vida, por ejemplo, en un Congreso de la Vida Consagrada, en peregrinaciones, testimonios vocacionales, encuentros zonales, etc;  todos impulsos que visualicen y promuevan una vida Consagrada intercongregacional e intergeneracional que aún tiene mucho que decir y mostrar, una vida cuyo sentido es el seguimiento de Jesucristo y que con su testimonio motiva y renueva nuestra propia historia vocacional y también invita a jóvenes a responder desde su identidad al llamado de Dios.

Agradecemos a la Junta Directiva, equipos colaboradores, personal laico, por todo su servicio.

Finalmente, ofrecemos un acróstico como regalo para compartir y, tal vez, ser orado en comunidad:

Acróstico Sinodal    (creado por la Hna. Valeska Montesino Salas, Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús):

Signos y testigos del Resucitado. 
Iglesia  en salida, fiel peregrina, misionera.
Necesidad de conversión y cambios de paradigmas.
Orientarnos cada vez más a los rostros concretos de nuestra sociedad que sufre y padece.
Diálogo en el Espíritu.
Alegría que se comparte, que se hace Evangelio cotidiano.
Libertad  y dignidad de los hijos amados de Dios que construyen Esperanza.
Impulso y gracia del Espíritu Santo que levanta nuestros corazones al Encuentro.
Discernimiento  orante y transformador.
Amor como sacramento de servicio, entrega y paz.
Diversidad que nos hace crecer y caminar como comunidad creyente.

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