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San Damián de Molokai: un corazón que sigue inspirando a educar con fe y compromiso

En el día en que celebramos a San Damián de Molokai, compartimos un emotivo artículo escrito por María Augusta Silva Espejo, profesora del Colegio San Damián de Molokai de Valparaíso. Desde su experiencia educativa, nos muestra cómo el testimonio de este santo de los Sagrados Corazones sigue vivo en las aulas, formando jóvenes comprometidos con la fe, la solidaridad y la transformación de la sociedad.

San Damián de Molokai: Un Corazón que Inspira Nuestra Vocación Educativa

En este día en que celebramos con alegría a san Damián, nuestro protector y guía, mi corazón se llena de gratitud por la luz que su testimonio proyecta sobre nuestra misión en el Colegio San Damián de Molokai. Como educadora que he sido testigo del florecer de este proyecto, siento profundamente cómo los valores que encarnó este hombre excepcional siguen vivos en nuestras aulas y en cada interacción con nuestros niños y jóvenes.

Nuestra Visión como Colegios SS.CC. nos impulsa a ser una comunidad de aprendizaje que vivencia y testimonia la espiritualidad de los Sagrados Corazones, desarrollando al máximo el potencial de nuestros estudiantes para servir y transformar una sociedad que anhelamos más justa, inclusiva y solidaria. Esta aspiración se concreta en la Misión de nuestro colegio, que busca formar integralmente a nuestros estudiantes, especialmente a los más vulnerables, instando en ellos la búsqueda del don de la fe y propiciando oportunidades para que sean protagonistas responsables de su crecimiento humano y académico, en un estilo pedagógico evangelizador que genera climas afectivos al servicio de un aprendizaje de calidad.

En este hermoso desafío, los valores institucionales —la Centralidad de Jesucristo, el Respeto, la Solidaridad, la Fraternidad y la Responsabilidad— son nuestra brújula cotidiana. Y es precisamente en estos valores donde encontramos un eco profundo del testimonio de san Damián.

Desde mi experiencia diaria en el aula, veo cómo la empatía radical de san Damián, su capacidad de acercarse sin prejuicios al sufrimiento y a la exclusión, nos interpela directamente en el valor del Respeto. Él nos inspira a mirar a cada estudiante con una atención genuina, reconociendo su historia, su dignidad y su potencial. Así como san Damián se hizo uno con los leprosos de Molokai, nosotros estamos llamados a construir espacios seguros, donde cada niño y joven se sienta valorado por quien es, no por lo que logra.

Su compromiso con la justicia y la dignidad humana resuena en nuestra vivencia de la Solidaridad y en la llamada a formar estudiantes que transformen el mundo. San Damián alzó su voz cuando otros callaban, y su valentía nos desafía a formar líderes que no solo se preocupen por los demás, sino que actúen en consecuencia. Queremos jóvenes capaces de contemplar con misericordia la realidad y de comprometerse con ella, como lo soñamos en el perfil del Estudiante SS.CC.

El espíritu de servicio desinteresado que marcó la vida de san Damián es también el fundamento de nuestra vivencia de la Fraternidad. Él no buscó aplausos, sino que actuó por amor. En el colegio, buscamos
que nuestros estudiantes cultiven ese mismo espíritu: que aprendan a ayudar, a trabajar en equipo y a mirar más allá de sí mismos, con el corazón disponible para los demás.

Y por supuesto, no podemos dejar de mencionar su fe profunda, esa que lo sostuvo hasta el final y que es también el pilar de nuestra propuesta educativa. Desde la dimensión espiritual, queremos que nuestros estudiantes no solo conozcan a Jesús, sino que descubran en Él un camino de vida. Como lo expresan nuestras Líneas Orientadoras Fundamentales, aspiramos a que vivan los valores del Evangelio desde una fe que se hace vida concreta, cercana, transformadora.

¿Cómo estos valores se traducen en líderes con sentido? Los veo en los gestos pequeños pero profundos: en estudiantes que acompañan a un compañero que está triste, en quienes se involucran con entusiasmo en campañas solidarias, en los que cuestionan con sensibilidad lo que no está bien y sueñan con un futuro más justo. En cada uno de ellos, en sus búsquedas, dudas y certezas, florece un liderazgo que brota del amor, no del poder; del servicio, no del ego.

La acción educativa que desarrollamos en el Colegio San Damián está precisamente orientada a formar personas conscientes, comprometidas y profundamente humanas. Queremos que cada estudiante descubra que puede ser luz para otros, como lo fue san Damián, y que sepa que en este colegio hay una comunidad que camina junto a él, animada por la fe y el amor.

Después de más de una década en este proyecto, puedo decir con certeza que el espíritu de san Damián sigue vivo. Vive en la entrega silenciosa de los educadores, en la generosidad de nuestros jóvenes, en el compromiso de las familias, y en cada pequeño gesto que construye comunidad. Su legado no es pasado; es presente que nos impulsa y futuro que nos desafía.

Que su valentía, su compasión y su fe sigan inspirando nuestra labor educativa y formando líderes con el corazón de Cristo, comprometidos con un mundo más humano, más justo y más fraterno.
Maria Agusta Silva Espejo Profesora del Colegio San Damián de Molokai