Iniciamos una serie sobre los santos protectores de la Congregación de los Sagrados Corazones, figuras inspiradoras que desde los orígenes han acompañado su espiritualidad y misión. El primero de ellos es San Pacomio, cuya memoria se celebra el 15 de mayo.
Desde sus primeros pasos, la Congregación de los Sagrados Corazones ha reconocido la guía y el resguardo espiritual de varios santos protectores. Esta devoción surge ya en tiempos fundacionales, especialmente a través de las experiencias místicas de la Buena Madre, quien transmitía al Buen Padre diversas “visiones espirituales” conocidas como los “Billetes de la Buena Madre”. Es en ese contexto que aparecen nombres como San Agustín, San Bernardo, Santo Domingo… y San Pacomio, a quien hoy destacamos como el primero de esta serie.
San Pacomio (287–347) es considerado uno de los grandes pioneros de la vida monástica. Aunque habitualmente se atribuye a San Antonio Abad el inicio de la vida consagrada masculina —por su radical estilo de vida solitaria en el desierto egipcio—, fue Pacomio quien dio forma comunitaria a esa vocación. A él se debe la creación del cenobitismo, es decir, la vida monástica en comunidad, donde los monjes vivían bajo una misma regla y en fraternidad, organizando su jornada en torno a la oración, el trabajo manual y el servicio mutuo.
Nacido en el Alto Egipto y proveniente de una familia pagana, Pacomio conoció el cristianismo durante su servicio forzado en el ejército romano, cuando recibió la caridad de cristianos locales que llevaban comida a los soldados. Ese gesto lo marcó profundamente. Tras dejar el ejército, fue bautizado y, con el tiempo, inició una experiencia de vida espiritual que lo llevó a formar la primera “koinonía” o comunidad cristiana organizada, compuesta por varios monasterios masculinos y uno femenino.
Pacomio nunca fue sacerdote, pero sí un laico profundamente comprometido con su fe y con la construcción de comunidades. Su legado —una vida religiosa centrada en la comunión, la disciplina y el equilibrio entre oración y trabajo— fue valorado por el Fundador de la Congregación como modelo de vida para los hermanos y hermanas de los Sagrados Corazones.
Este valioso contenido fue elaborado por nuestro hermano Eduardo Pérez-Cotapos sscc, como parte del esfuerzo por redescubrir y compartir el sentido espiritual de los patronos de la Congregación.