Hoy, 16 de junio, recordamos a San Juan Francisco Régis, religioso jesuita, su vida y misión nos invitan a vivir un camino de servicio humilde y comprometido con quienes más lo necesitan.
En este día nuestra Congregación de los Sagrados Corazones celebra la memoria de uno de sus patronos, nacido en Fontcouverte, Francia, en 1597. Desde joven se sintió atraído por el ejemplo de San Francisco Javier, lo que lo impulsó a seguir la vocación misionera e ingresar a la Compañía de Jesús en 1616. Fue ordenado sacerdote en 1630 y, tres años más tarde, emitió los votos solemnes.
San Juan Francisco Régis destacó como uno de los grandes predicadores populares del siglo XVII. Durante los últimos diez años de su vida, ejerció su ministerio en regiones devastadas por las guerras de religión, llevando el Evangelio y el consuelo a comunidades empobrecidas. Su predicación sencilla y directa, unida a una gran bondad y preocupación por los pobres, hizo de él un verdadero pastor del pueblo. Reunía ayudas de los más prósperos para socorrer a los necesitados, y su entrega le granjeó tanto el cariño popular como la oposición de algunos sectores que se sintieron desafiados por su testimonio.
Murió el 31 de diciembre de 1640, agotado por el trabajo misionero. Fue canonizado en 1737 por el Papa Clemente XII. Su tumba en La Louvesc continúa siendo lugar de peregrinación, como lo fue para el Buen Padre, el fundador de nuestra Congregación, quien en 1802 acompañó el traslado solemne de sus reliquias y las llevó sobre sus hombros con profundo fervor.
La devoción del Padre Coudrin por San Juan Francisco plasmó en el Reglamento de la Asociación del Sagrado Corazón, fundada en Poitiers en 1792, donde lo propuso como patrono. Así, la Asociación Exterior y la Rama Secular heredaron esta protección espiritual. Al elegir a San Juan Francisco Regis como patrono de la Asociación de Laicos SSCC, el Fundador proponía un itinerario de vida centrado en el compromiso, la sencillez y la abnegación misionera, inspirado en el ejemplo de este gran santo jesuita.
Hoy, la figura de San Juan Francisco Régis nos impulsa a renovar nuestro compromiso laical en la Iglesia y en el mundo, con un espíritu cercano a los más pobres y a quienes buscan la Palabra que alienta y transforma.