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Francisco Javier Prado Aránguiz

Javier nació en Santiago de Chile, el 8 marzo 1929. Hijo de Javier Prado Amor (1888-1959) y de Adriana Aránguiz Cerda (1898-1981). Fue el primer hijo del matrimonio, y sólo tuvo un hermano: Jorge (1938-2018). Su familia poseía hondas raíces campesinas en las tierras de Pencahue, San Vicente de Tagua Tagua; raíces que para Javier siempre fueron muy importantes. Allí transcurrieron los primeros años de su vida.

Cursó su educación básica y media en el Colegio de los SSCC de Alameda, en Santiago, del cual egresó en 1946. Después de cursar un año de Derecho en la UC, ingresó a la Congregación de los Sagrados Corazones. Llegó a Los Perales, Quilpué, el 5 de marzo de 1947. Inició su noviciado con la Toma de hábito el 25 marzo 1947. Realizó su primera profesión religiosa el 28 marzo 1948, en Los Perales. Y profesó perpetuamente, en Santiago, el 1 abril 1951.

Realizó todos sus estudios filosóficos y teológicos en la casa de formación de Los Perales, entre los años 1947 y 1953. Durante ese año fue dando los pasos de acceso al ministerio, habituales en esos años. Recibió todas las Órdenes en Valparaíso de manos de Mons. Rafael Lira Infante, obispo del lugar. Así: la Tonsura el 10 diciembre 1950; las Órdenes menores de Ostiario y Lector el 22 septiembre 1951; las Órdenes menores de Exorcista y Acólito el 29 marzo 1952; el Subdiaconado el 21 marzo 1953; el Diaconado el 5 julio 1953; y finalmente el Presbiterado el 19 septiembre 1953, en la catedral de Valparaíso.

Los primeros 30 años de su vida ministerial estuvieron dedicados a la educación, en los colegios de la Congregación. Desde 1954 a 1967 trabajó en el Colegio de los SSCC de Santiago. Allí fue profesor de historia, Ministro (1960-1965) y Rector (1966-1967). 

Los años 1968 a 1984 estuvo en el Colegio de los SSCC de Viña del Mar, donde fue Rector (1968-1975) y director espiritual (1976-1984). Durante esos años fue Consejero Provincial (1971-1973). También fue vicario cooperador de la parroquia San Juan Evangelista de Gómez Carreño; Pro-Vicario para la educación de la diócesis de Valparaíso; y Vicario episcopal para la educación de esa diócesis. Los dos últimos años de esta presencia residió en la comunidad de la población Gómez Carreño. En estos mismos años participó en un curso de perfeccionamiento y renovación religiosa en Lima, entre julio y diciembre de 1978.

El Papa Juan Pablo II lo eligió obispo de Iquique el 13 junio 1984. Fue ordenado en la Catedral de Valparaíso el 2 septiembre 1984 por Mons. Angelo Sodano, Nuncio Apostólico, teniendo como acompañantes principales a Mons. Francisco de Borja Valenzuela Ríos, Arzobispo-Obispo de Valparaíso, y a Mons. Eladio Vicuña Aránguiz, Arzobispo de Puerto Montt. Tomó posesión de la diócesis el 8 septiembre 1984; sucedió a Mons. José del Carmen Valle. En diciembre de 1985 fue elegido miembro de la Comisión Pastoral (COP), pasando a presidir el Área de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile. Reelegido para estas mismas funciones en diciembre de 1987.

El 16 abril 1988, Juan Pablo II lo designó Auxiliar de Mons. Francisco de Borja Valenzuela, Arzobispo-Obispo de Valparaíso, desligándolo de la diócesis de Iquique. En Iquique lo sucedió Mons. Enrique Troncoso. En 1990 fue elegido miembro del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, siendo reelegido en noviembre de 1992 por un período de tres años.

El Papa Juan Pablo II lo trasladó a la diócesis de Rancagua el 16 abril 1993. Tomó posesión de la diócesis el 10 junio 1993, sucediendo a Mons. Jorge Medina, trasladado a Valparaíso. El 23 abril 2004, el Santo Padre acepto su renuncia al cargo, presentada al cumplir los 75 años, y desde esa fecha pasó a ser Obispo Emérito de Rancagua. Fue sucedido por su obispo coadjutor Mons. Alejandro Goic Karmelic. Hizo la visita ad limina en 1994 y 2002. En noviembre de 1995 es designado Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile, cargo que ocupó hasta 1998. El año 2000 es nombrado vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile, cargo que desempeñó hasta noviembre del 2003.

Al concluir su servicio episcopal en Rancagua en 2004 se trasladó a Viña del Mar, para hacerse disponible a la Iglesia local y de modo paternal acompañó a la comunidad cristiana de la Parroquia de la Asunción de María de Achupallas. Allí permaneció sirviendo activa y generosamente hasta enero de 2020, en que pasó a vivir a la comunidad de la Casa Provincial, en Santiago. Allí era posible prestarle una mejor atención médica, dada su avanzada edad y sus dificultades de salud. En la casa provincial hemos sido testigos de su fraternidad, su cercanía y sus ganas de comunicar todas sus vivencias. Lo vimos enfrentar con entereza y serenidad su enfermedad y sus momentos de dolor con mucha confianza en el Señor. Días previos a su fallecimiento expresaba: “No tengo temor a la muerte. La siento ahora como un deseo de reencuentro con tanta gente querida y con Jesús, sobre todo. Siento que es bonito ir al encuentro del Señor de la mano de los hermanos”. Lo encomendamos a los Sagrados Corazones de Jesús y de María a los que él siempre se confió. Que esta muerte tranquila, que le dio en la última hora, sea el premio al sufrimiento previo que vivió con su cáncer.

Falleció en Santiago, al atardecer del 23 junio 2020. Descanse en paz.

Javier destacó siempre como un hermano sencillo, bondadoso, servicial y fraterno. De un estilo más bien reservado y algo tímido. Hombre de profunda fe, servidor muy honesto y leal. Y a la vez muy eficiente. Con un juicio ponderado y una buena formación literaria fue un colaborar importante en la redacción de muchos documentos de la Conferencia Episcopal.

 

René Cabezón Yáñez ss.cc. 

Superior Provincial