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Bernardita Zambrano: una impronta feminista, justa y necesaria

Recién asumiendo sus responsabilidades en la Gestión Parroquial de los Sagrados Corazones, conversamos con la teóloga y laica que coordina ahora esta área de trabajo. Ella se ha integrado con entusiasmo su nuevo quehacer.

Nació en tierra de luchas y memoria. En más de 500 años, en esos lares, nada se ha dado fácil, Menos si se es mujer. Pues en Cañete, al sur de la región del Bío Bío, hace 44 años nació Bernardita Zambrano Chávez, la hija del medio en su familia, es decir, la segunda de tres hermanos, ambos varones.

Cuenta que su caminar ha sido una búsqueda constante de Dios. Primero fue la economía pero el dios-mercado la llevó a la radicalidad de la vida consagrada y con la teología asumir la perspectiva de género en su reflexión sobre Dios.

Cuando se le pregunta qué lleva siempre de su Cañete natal, responde que “el amor de mi familia, mi historia y mi tierra, que es tierra mapuche, lo que cultivo en símbolos de mi hogar porque al final, son mis raíces e imagino que debo llevar sangre luchadora mapuche”.

Asumió en este mes de marzo la coordinación de la Gestión Parroquial de la Provincia Chile–Argentina de los Sagrados Corazones. Pero «¿quién eres?», preguntamos. «Una mujer», responde de inmediato y sin pensarlo.

Y añade: “me encanta decirlo así. Una mujer espiritual y con raíces bien sureñas. Soy de Cañete, mis papás viven allá. Una mujer con apertura. Me gusta conocer siempre cosas nuevas, pensamientos nuevos, descubrir este mundo y al ser humano todo, en toda la diversidad que somos. Estudié ingeniería comercial y después me entró fuerte el llamado de un trabajo más explícito por el anuncio del reino, del Evangelio. Fui religiosa del Sagrado Corazón de Jesús durante 15 años. Una congregación prima hermana de los Sagrados Corazones, porque son contemporáneas en su nacimiento”.

— Pero le faltó el corazón de María…

(Risas). Sí, tengo que decir que descubrí a María más bien estudiando teología. Soy teóloga también. Y tuve un encuentro muy bonito con María porque lo hice desde la teología feminista. De hecho, mi tesis de grado de la universidad fue en mariología, la que al comienzo no fue muy bien evaluada.

— ¿Por qué?

Porque me dijeron que tenía un sesgo feminista. Esto fue hace más de 10 años atrás, y en ese momento no era normal ni adecuado hablar de feminismo o de perspectiva de género. Hoy es lo que toca, lo que corresponde. Es lo que tiene que estar transversalmente en nuestro pensamiento y lenguaje. Por eso, no fue tan bien acogida mi tesis. Sin embargo, después he recibido muy buenos comentarios de teólogas y teólogos. En todo caso fue publicada en la Pontificia Universidad Católica de Chile por si alguien la quiere revisar.

FRAGILIDAD HUMANA

— Dice que le gusta explorar, conocer…  ¿qué ha conocido que le ha llamado especialmente la atención y que ha aprendido de ello?

Primero, la hondura de lo que implica la humanidad y sobre todo con esta vulnerabilidad que tenemos los seres humanos, la fragilidad. Me formé en acompañamiento espiritual donde recibí herramientas psicológicas. Me tocó acompañar a muchas y muchos jóvenes principalmente y descubrí en ellos que todas las personas tenemos historias, heridas, mucho que trabajar internamente.

“Ese autoconocimiento y en paralelo la espiritualidad, son un medio de encuentro con Dios dentro de mí misma, del misterio que somos cada uno de los seres humanos.  Esas fueron dos cosas que en el comienzo me motivaron mucho.

“Antes estudié economía, que fue un paréntesis en mi vida. Luego entré a la vida religiosa y ahí desarrollé más la espiritualidad. Con la teología me metí en la perspectiva de género, donde fui descubriendo otra antropología, de cómo nos entendemos los seres humanos, de cómo nos tenemos que relacionar. Una eclesiología que nos permita, efectivamente, caminar como iguales varones y mujeres en el servicio, también dentro de la Iglesia”.

— Como sus búsquedas parecen diversas, dígame: ¿dónde hace la síntesis de la relación: economía-teología-género?

Como dice el Papa Francisco, está todo interrelacionado. Necesitamos una economía que sea sustentable y que vele por el bienestar de todos y todas y no solo de unos pocos, que es lo que vemos en Chile, en Latinoamérica y el mundo. Queremos una economía más equitativa, con una mejor distribución de los bienes para que estén alcance de todos. Que no haya hambre en el mundo. Así de simple.

“En el tema género, hoy día, lo que estamos experimentando en Chile con un gobierno paritario y que se autodeclara feminista, habla de un reconocimiento de las mujeres. Porque cuando las mujeres nos metemos en los temas administrativos y en la economía, hay otro modo de distribuir la riqueza, de distribuir las tareas,  de relacionarnos, de vivir la compasión, y de vivir el nutrir porque nosotras mismas llevamos el alimento en nuestros cuerpos.

“Entonces sería distinto el mundo si las mujeres tuviésemos más a cargo de las arcas fiscales. Creo que habría menos hambre en el mundo.

“La teología es una herramienta para encontrar, comprender o hacer un discurso de lo que Dios está diciendo hoy día, en esto que nos toca vivir. La teología es recíproca, porque al descubrir a Dios, vamos descubriendo al ser humano, ser humana, con toda su dignidad. La teología siempre sirve para que podamos caminar hacia una fraternidad, una sororidad, ya que vincula de alguna manera lo trascendente con lo inmanente. Descubrir a Dios, que es misterio, nos permite descubrirnos a nosotros y nosotras también somos misterio, y llamadas y llamados a la plenitud”.

GESTIÓN PARROQUIAL

— ¿Cuál va a ser su aporte en la Gestión Parroquial de la Provincia?

La Provincia de Chile–Argentina de la Congregación de los Sagrados Corazones tiene, como lugares de presencia apostólica, ocho parroquias más cuatro colegios y varias obras. Yo voy a trabajar en el área de las parroquias.

“Las parroquias han tenido tradicionalmente un modo de organización y de administración liderada por un párroco, cargo habitualmente ejercido por un presbítero. Hoy buscamos atender la nueva realidad eclesial que se caracteriza por la escasez de religiosos, religiosas y presbíteros. Por ello, se hace necesario ir compartiendo las administraciones con el laicado, lo que supone que tengamos laicos y laicas realmente comprometidas y que quieran disponer de tiempo, recursos y talentos para asumir esta tarea.

“En consecuencia, necesitamos un cambio de cultura, porque estamos acostumbrados a que, el presbítero o el sacerdote esté detrás de todo y tome todas las decisiones. La idea es que los laicos y laicas también nos vayamos empoderando lo suficiente para hacernos cargo de esa toma de decisiones”.

DESAFÍOS

— Esto implica una renovación parroquial importante. ¿Cómo aporta ello a la sinodalidad?

¡Muchísimo! La sinodalidad es algo propio que ha estado en la Iglesia desde los comienzos. El Papa Francisco la siente como un llamado de Dios para la Iglesia del tercer milenio y enfatiza que todos los bautizados y bautizadas tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de la evangelización, porque todos y todas hemos recibido esta misión y somos poseedores del sentir de la fe (sensus fidei) como pueblo de Dios y donde habla la Ruaj (Espíritu). No es sólo en la jerarquía; entiéndase no solo presbíteros, diáconos, obispos, sino que todas y todos, y por eso que esta renovación parroquial que acá estamos impulsando de modo bien concreto, es una desafío grande y visionario de la congregación en su búsqueda de fidelidad a Jesús.

— El tema de los abusos y el clericalismo juegan en contra…

Creo que hay que poner siempre la mirada en buscar justicia y reparación de las víctimas y ojalá el nuevo gobierno ayude en ese sentido. Le tengo confianza. Y aunque se ha hecho buen y amplio trabajo en concientización del tema de abusos hay que enfatizar la construcción de una nueva cultura de cuidado y respeto. Eso también nos ayudará a contrarrestar el clericalismo. Debemos tejer relaciones más horizontales y con perspectiva de género. Así iremos dejando esos micromachismos históricos que hay en la sociedad y en la iglesia, y naturalmente en nuestra congregación.

— ¿Qué aportan los clérigos de la congregación?

Mucho. Y tengo afecto y gratitud a los hermanos de los Sagrados Corazones pues estuvieron en Cañete, en tiempos de mis inicios en mi fe. Hoy trabajaremos codo a codo y confío en la buena voluntad que tienen para este caminar juntos.

— ¿Esteban Gumucio le inspira en algo?

También hay un afecto de largo tiempo. Me ha ayudado mucho en mi vida espiritual. A través de sus poemas y cuentos son muy significativos para contemplar, vivir y anunciar.   /  APN