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Con gratitud al Padre Esteban Gumucio, la parroquia San Pedro y San Pablo festejó sus 58 años de vida

Se percibía en el ambiente memoria agradecida, alegría esperanzada y profundas relaciones fraternas. Así se celebraron los 58 años de vida de la parroquia San Padro y San Pablo, fundada en 1964 por el padre Esteban Gumucio, en la comuna de La Granja.

Al final de la liturgia hubo torta, vino navegado y chocolate caliente para el centenar de feligreses que asistió al templo este domingo 26 de junio al mediodía. Templo que se levanta en el corazón de la comuna de La Granja, en la esquina norponiente de las avenidas Padre Esteban Gumucio y Cardenal Raúl Silva Hentríquez. En este lugar, y con una misa, se hizo memoria agradecida por el nuevo aniversario. La noche anterior, la comunidad celebró con una convivencia donde reinó la alegría y la hermandad.

Este año, hasta invitados internacionales hubo, porque a un día de haber aterrizado en Santiago los consejeros generales de la Congregación de los Sagrados Corazones, quienes inician su visita canónica a la provincia chilena, también estuvieron presentes.

Fernando Cordero y Jean-BlaiseMwanda en el momento en que visitan el memorial del Padre Esteban Gumucio.

Ellos son Fernando Cordero Morales, de la provincia Ibérica, y Jean-Blaise Mwanda Ndozi, de la provincia africana. Este último, al final de la misa, entonó el cántico a María en su lengua nativa acompañado de un coro formado por los asistentes al templo y a quienes enseñó previamente el estribillo.

Luego, la comunidad rindió gratitud al diácono Raúl Flores, quien pese a su enfermedad sigue comprometido y asistiendo espiritualmente en la población.

Consultado René Alvarado, otro de los diáconos permanentes, que llegó a este lugar en 1980, respecto de la principal característica de esta parroquia con más de medio siglo de existencia, dijo que era «estar en todo lo importante de la población como terremotos, inundaciones, emergencias, y hasta con un albergue a la gente en situación de calle hoy día». Añadió que esta celebración es muy importante en este tiempo de pandemia porque se busca responder «al hambre espiritual que hay, que es tan grande» y «porque para nosotros esta parroquia es toda una vida, ya ves que somos todos más viejitos. Por eso es importante también que los jóvenes asuman como ocurrió hoy».

Diác. René Alvarado distribuye la comunión a la comunidad.

En efecto. Son pocos los jóvenes pero la llevan.

Katia Muñoz e Iván Cáceres son parte de esa nueva generación que hoy se hace depositaria de la memoria histórica y poco a poco van asumiendo liderazgos en la comunidad.

Iván, es miembro del consejo pastoral, y hoy tuvo a su cargo la reflexión del evangelio en la misa («en vez de homilía» dijo). Comentando la lectura dominical, el joven recalcó que «todos somos importantes en la iglesia y Jesucristo nos llama por nuestro nombre porque nos conoce». Luego explicó de modo simple y atractivo quienes eran Pedro y Pablo que inspiraban esta parroquia. Dijo que «el encuentro personal con Jesús nos debe hacer cambiar y hacernos encontrar con los otros. Nosotros no rezamos el Padre Mío sino que el Padre Nuestro, porque nos reconocemos hermanos y hermanas y poseedores de la libertad como nos enseña Paulo», señaló.

Katia Muñoz, con 29 años de edad, es coordinadora general de la parroquia.

Katia, por su parte, quien es la coordinadora general de la parroquia, integra el equipo ejecutivo que lleva la responsabilidad pastoral y administrativa. «Conformamos ese equipo dos matrimonios y somos acompañados por el párroco. Vemos todas las actividades con anticipación, planificamos y analizamos cómo compartir la información con todos los demás en el consejo pastoral», explica. «También representamos a la parroquia cuando tenemos que ir a otro lugar, buscamos que todo este listo y ordenado y de manera transparente para todos».

Ella es mujer, tiene 29 años, es casada y tiene dos hijas. Habla con entusiasmo del fundador y con gran convicción evangélica. «Cuando una está aquí —explica Katia— se da cuenta porqué el Tata Esteban es tan importante para la población, porqué él eligió este sector, a esta gente, y porqué buscó el nombre que tenemos para la parroquia. Él fue un gran y buen pastor, y hemos tenido muy buenos pastores después,  y por tanto, nosotros estamos llamados a seguir su ejemplo, siendo buenas pastoras y buenos pastores en nuestras familias, trabajos y en la comunidad».

Jean-Blaise, sacerdote africano de los Sagrados Corazones y recién llegado a nuestro país, manifestó su alegría por esta celebración. «Luego de este tiempo en que hemos estado encerrados en nuestras casas, llegar a Chile, y venir a esta fiesta, es una gran esperanza. Seguramente iremos retomando la vida normal y con la intersección de san Pedro y de san Pablo, creo que la vida será cada vez mejor, con esperanza, ánimo y alegría para seguir adelante pues es un tiempo nuevo que se abre para nosotros. A mí, me anima mucho la esperanza en este momento», indicó.

La eucaristía fue presidida por Sandro Mancilla y concelebrada por los sacerdotes de los SS.CC. Mario Soto, Fernando Cordero y Jean-Blaise, más el jesuita Pablo Walker, quien realiza trabajo pastoral en el sector. Y acompañados de sus esposas, estuvieron los diáconos permanentes Rubén Salinas, y Roné Alvarado, más Eugenio Miranda que es soltero.

Sandro Mancilla, ss.cc., actual párroco, y una especie de «profeta en su tierra», dijo que lleva este servicio que le ha pedido la congregación «con mucha alegría, donde también he aprendido a ser párroco y porque le tengo mucho cariño por ser mi parroquia de origen. Además, está esa presencia constante del Padre Esteban que nos enseña siempre a todos: sacerdotes, laicos, y religiosas». Sandro informó que la parroquia será refaccionada y que los trabajos comenzarán en octubre próximo.