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Sínodo en la Iglesia de Valparaíso ha escuchado a mujeres privadas de libertad y violentadas sexualmente 

Esta diócesis incluyó a distintos ambientes de fronteras en esta caminar eclesial, donde está todo el Pueblo de Dios invitado

 

El punto de partida de este camino, fue el anhelo de escuchar a todo el Pueblo de Dios y partimos con mujeres privadas de libertad, vulneradas en todas sus dimensiones y  también nos acercamos a mujeres que sufren violencia sexual, migrantes y el mundo ecuménico” expresó Daniela Calzia, coordinadora del equipo sinodal en la Diócesis de Valparaíso, relatando este proceso, donde unas de sus innovaciones ha sido, escuchar a los ambientes que están más marginados.

Al igual que las otras diócesis, han sido clave los facilitadores, pues a través de ellos,  se ha  podido llegar a las bases, con este caminar sinodal.

En esa misma línea el actual obispo, Jorge Vega Velasco svd., expresó que un proceso sinodal nunca se termina: “Nos compromete a toda la Iglesia, el laicado y  los clérigos, los cuales debemos trabajar juntos, buscando construir el Reino de Dios entre nosotros, todos somos responsables de la marcha de la Iglesia, la marcha de la Evangelización”, puntualizó.

La Congregación Sagrados Corazones, tiene presencia en esta diócesis en el sector de Reñaca Alto, en la parroquia Jesucristo Misionero, donde han vivido activamente el Sínodo. Entre ellas Flor Almonacid, quien ve el sínodo como una oportunidad de cambiar: “Caminar juntos  y juntas todo el  Pueblo de Dios, nos cuesta este cambio, sobre todo el darle más participación a los laicos, pero  también creo que el Espíritu Santo nos ayudará a discernir, en verdad,  escucha y  respeto unos con otros, estamos dando pequeños pasos y avanzando en estar conscientes del Amor del Padre”, expresó.

Desde la misma parroquia, Eladio Poblete, si siente optimista y dice que él siempre ha vivido una Iglesia Sinodal, hace memoria agradecida de los 30 años que lleva vinculado a esta institución : “Partimos como comunidad, compartiendo la vida y la palabra en casas, luego tuvimos nuestra capilla, siempre abierta a todos los grupos sociales del sector, más tarde nos transformamos en parroquia y todos juntos, laicos, religiosas y sacerdotes, soñamos el tipo de parroquia que queríamos ser, una red de comunidades, porque la Iglesia que conocí y en la cual he caminado por todo este tiempo es sinodal, pues de otra manera,  no habría logrado permanecer en ella”, expresó el agente pastoral.

Responsabilidad y Participación

La coordinadora del Sínodo en la Diócesis, Daniela Calzia, se siente esperanzada y tiene la convicción de que este camino eclesial no será transitorio, pues la alta participación, aumentará el compromiso con la tarea: “Un cambio es este proceso, ha sido que las personas se han sentido escuchadas y cómo ellos participaron, hay más disposición de hacerse cargo de lo recogido por los informes sinodales, en capillas, parroquias y diversas comunidades, antes la participación quedaba en una elite,  pero ahora yo participo y me hago responsable”, expresó con optimismo Calzia.

La Diócesis de Valparaíso tiene 69 parroquias y alrededor de 320 capillas, para la etapa de escucha del camino sinodal, se realizaron más de 1000 encuestas, además en diversos formatos presenciales y vía remota, dependiendo de la creatividad de cada una de las comunidades.

El informe resumen de la diócesis, estableció ciertas prioridades, entre ellas, ser una Iglesia que pone al centro a Cristo, que crece en diálogo y en relaciones interpersonales; que vive sinodalmente, trabajando en comunión y una Iglesia que sirve, comunica y evangeliza.

Respecto a los rostros prioritarios, nos cuenta Daniela Calzia,  son los migrantes y las mujeres, con énfasis en las privadas de libertad y las violentadas en alguna de sus dimensiones.

También agrega la coordinadora del proceso sinodal, que durante el mes de  septiembre harán un proceso de profundización del informe, pues las comunidades deben comenzar a implementar lo escuchado.