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Medio siglo de la Biblia Latinoamericana

Al concluir septiembre, mes dedicado por la Iglesia a la difusón de la lectura de la Biblia, destacamos los 50 años que cumplió recién la traducción que hizo un sacerdote misionero que vino de Francia y que se radicó en la Arquidiócesis de Concepción, Chile, para poner la Palabra de Dios al alcance de los pobres. Así nació la reconocida «Biblia Pastoral» llamada también «Biblia Latinoamericana» o “Biblia de los Pueblos” como se titula en francés.

Fue tal el éxito alcanzado por esta versión, que ya lleva más de 36 millones de ejemplares distribuidos y editoriales católicas especializadas, como el Verbo Divino, indican que cada año sus ventas aumentan en un promedio de 2 millones de ejemplares.

La Biblia, en esta edición pastoral, titulada oficialmente como “Biblia Latinoamérica”, es una traducción católica de la Biblia al español, realizada en Chile por un equipo dirigido por los sacerdotes Bernardo Hurault y Ramón Ricciardi.

El autor más relevante fue Bernardo Hurault quien comenzó a redactarla estando ya en nuestro país, en 1960. La traducción la elaboró del hebreo antiguo y del griego koiné. Durante su preparación, Hurault incluyó en la versión sus propias homilías y cuestiones suscitadas en la congregación de los claretianos a la que pertenecía. Pero hace 50 años, en 1972 se publicó por Ediciones Paulinas y luego por Ediciones del Verbo Divino.

Según han dicho los expertos, la versión se caracteriza —entre otros aspectos— por usar cuerpo de texto grande para todo el Nuevo Testamento y para un tercio del Antiguo Testamento. El resto del texto del Antiguo Testamento está impreso con tipografías más pequeñas. Las citas al Antiguo Testamento que aparecen en el Nuevo Testamento están señaladas con letras cursiva. En la Biblia Latinoamericana las epístolas paulinas y las epístolas de los otros apóstoles son llamadas cartas.

Bernardo Hurault (foto izq.) nació en París el 15 de agosto de 1924. Después de su ordenación sacerdotal vino a Chile, en el contexto de los sueños de renovación eclesial que condujeron al Conciio Vaticano II. Se radicó en una de las zonas más afectadas por el terremoto de 1960 (Concepción), particularmente en la comuna de Coronel, una zona minera, muy pobre y deprimida económicamente que tuvo en décadas anteriores una época gloriosa con la extración del carbón de piedra.

Con los avances liberadores del Evangelio, se hizo patente que faltaban ediciones de la Biblia de carácter pastoral, para la gente humilde. Entonces, a pesar de su origen francés y el poco dominio del castellano, Hurault se propuso traducir y preparar una versión que pusiera la Palabra de Dios al alcance del pueblo pobre y creyente.

Al comienzo esta Biblia tuvo serios detractores y fue sindicada como «comunista». La Conferencia Episcopal de Argentina y la Congregación de la Doctrina de la Fe emitieron declaraciones en que, sin censurarla, pidieron cambios mediante inclusión de suplementos y realizar algunas modificaciones en notas e ilustraciones. Con el tiempo, esta Biblia ganó comprensión y aceptación en las comunidades cristianas de base en toda América Latina, siendo la versión favorita de muchos agentes de pastoral pues permitía una lectura en clave popular.

En 1986 el padre Bernardo se fue de misionero al oriente. En Filipinas organizó la traducción de los textos sagrados a las lenguas autóctonas, y preparó la Biblia Pastoral en inglés, tagalo, cebuano e ilongo. En 1990 comenzó a preparar una Biblia Pastoral en chino mandarín lo que logró al cabo de algunos años penetrando en China continental, donde hoy es muy apreciada.

A los 80 años de edad, Bernardo Hurault, sufrió un paro cardíaco cuando estaba en el Monasterio de las Carmelitas de Concepción. Falleció en este lugar, el 16 de diciembre de 2004.

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