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Día de la Tierra: Un llamado a la acción global por la salud del planeta

Cada 22 de abril, el mundo se une para concienciar sobre la crisis climática y promover la protección del medio ambiente. Desde pequeños proyectos caseros hasta grandes iniciativas, millones de personas buscan marcar la diferencia. Nuestro hermano Claudio Carrasco sscc nos comparte una selección de textos que ayudan a la reflexión.

Más de mil millones de personas en más de 190 países están conmemorando el Día de la Tierra este 22 de abril, un evento que busca impulsar acciones para abordar la crisis climática y preservar nuestro hogar común. Desde plantar árboles hasta recoger basura, las actividades previstas reflejan el creciente sentido de urgencia por proteger nuestro planeta.

Este año, la invitación es a tomar conciencia sobre la contaminación que produce el plástico, pues ocho millones de toneladas de plástico son vertidas cada año a los océanos, lo que equivale a vaciar un camión de basura lleno de plástico cada minuto.

Nuestro hermano Claudio Carrasco nos propone para reflexionar:

CUIDAR A NUESTRA MADRE TIERRA (https://www.un.org/es/observances/earth-day)

La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales, las inundaciones y otros eventos climáticos han afectado a millones de personas. El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden acelerar el ritmo de destrucción del planeta.

Este día de la Madre… Recordemos… De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Pero solo lo conseguiremos si todo el mundo pone de su parte.

CONCRETIZACIONES DEL CUIDADO El cuidado esencial: Ética de lo humano, compasión por la Tierra, Leonardo Boff

1.-El cuidado de nuestro único planeta: Nuestro planeta Tierra merece un cuidado muy especial. Es el único que tenemos para vivir y habitar. Es un sistema de sistemas y un superorganismo de complejo equilibrio, tejido a lo largo de millones y millones de años. En virtud del asalto depredador del proceso industrial de los últimos siglos, este equilibrio está a punto de romperse en cadena. Desde el principio de la industrialización, en el siglo XVII, la población mundial ha crecido 8 veces, consumiendo cada vez más recursos naturales; sólo la producción, basada en la explotación de la naturaleza, ha crecido más de cien veces. El agravamiento de este cuadro con la mundialización del acelerado proceso productivo incrementa la amenaza y, por consiguiente, la necesidad de un cuidado especial con el futuro de la Tierra.

Es escasa la conciencia colectiva de la amenaza que se cierne sobre nuestro hermoso planeta. Los que podrían concienciar a la humanidad, disfrutan alegremente del viaje en su Titanic de ilusiones. No se dan cuenta de que podemos estar yendo hacia un iceberg ecológico que hará que nos hundamos rápidamente.

Es trágica la falta de instancias de gestión global de los problemas de la Tierra. La ONU tiene unos 40 proyectos sobre problemas globales como los cambios climáticos, la deforestación, la contaminación del aire, de los suelos y de las aguas, el hambre, las epidemias, los problemas de los jóvenes y de los ancianos, las migraciones, etc. La ONU se rige por el viejo paradigma de las naciones imperialistas que sólo ven los estados-naciones y los bloques de poder, pero que aún no han descubierto la Tierra como objeto de cuidado y de una política colectiva de salvación terrenal.

Para cuidar del Planeta, todos tenemos que pasar por una alfabetización ecológica y revisar nuestros hábitos de consumo. Hay que desarrollar una ética del cuidado.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) han elaborado una estrategia minuciosa para el futuro de la vida bajo el título Cuidando del planeta Tierra (Caring for the Earth 1991). En ella se establecen nueve principios para la sostenibilidad de la Tierra. Proyectan una estrategia global basada en el cuidado:

1) Construir una sociedad sostenible.
2) Respetar y cuidar de la comunidad de los seres vivos.
3) Mejorar la calidad de la vida humana.
4) Conservar la vitalidad y la diversidad del planeta Tierra.
5) Mantenerse dentro de los límites de la capacidad de sustento del planeta Tierra.
6) Modificar actitudes y prácticas personales.
7) Permitir que las comunidades cuiden de su propio medio ambiente.
8) Generar una estructura nacional para integrar desarrollo conservación.
9) Construir una alianza global.

Estos principios dan cuerpo al cuidado esencial con la Tierra. El cuidado esencial es la ética de un Planeta sostenible. El citado documento Cuidando del planeta Tierra subraya, con razón: «la ética de cuidados se aplica tanto en el ámbito internacional, como en el nacional e individual; ninguna nación es autosuficiente, todos ganarán con la sostenibilidad mundial y todos estarán amenazados si no llegamos a conseguirla». Sólo esa ética del cuidado esencial podrá salvarnos de lo peor. Sólo con ella tendremos un horizonte de futuro y de esperanza.

2.-El cuidado del propio nicho ecológico: El cuidado de la Tierra representa lo global. El cuidado del propio nicho ecológico representa lo local. El ser humano tiene los pies en el suelo (local) y la cabeza orientada hacia lo infinito (global). El corazón une su suelo e infinito, abismo y estrellas, local y global. La lógica del corazón es la capacidad de encontrar la justa medida y construir un equilibrio dinámico.

Para ello, cada persona tiene que descubrirse como parte del ecosistema local y de la comunidad biótica, tanto en su aspecto de naturaleza, como en su dimensión de cultura. Necesita conocer a los hermanos y hermanas que comparten la misma atmósfera, el mismo paisaje, el mismo suelo, los mismos manantiales y las mismas fuentes de alimentación; necesita conocer el tipo de plantas, animales, aves, peces y microorganismos que conviven en aquel nicho ecológico común; necesita conocer la historia de esos paisajes, visitar los ríos y las montañas, frecuentar sus cascadas y cavernas; necesita conocer la historia de los pueblos que han vivido su historia y construido su hábitat ahí, cómo han trabajado la naturaleza, cómo la han conservado o saqueado, quiénes son sus poetas y sabios, héroes y heroínas, santos y santas, los padres/madres fundadores de la civilización local.
Todo esto significa cuidar del propio nicho ecológico, experimentarlo con el corazón, como una extensión o prolongación del propio cuerpo; descubrir las razones para conservarlo y promover su desarrollo, obedeciendo a la dinámica del ecosistema autóctono.
Lo que vale para el individuo, vale también para la comunidad local. Ésta debe recorrer el mismo camino de inserción en el ecosistema local y cuidar del medio ambiente; utilizar sus recursos frugalmente, reducir el consumo, reciclar materiales, conservar la biodiversidad. Debe conocer su historia, sus personajes principales, su folclore. Debe cuidar de su ciudad, de sus plazas y lugares públicos, de sus casas y escuelas, de sus hospitales e iglesias, de sus teatros, cines y estadios deportivos, de sus monumentos y de la memoria colectiva del pueblo. Por ejemplo, se deben escoger especies del ecosistema local para plantar en los parques y vías públicas, y en los restaurantes hay que valorizar la cocina local y regional.
Ese cuidado del nicho ecológico sólo será efectivo si hay un proceso colectivo de educación, en el que participe la mayoría, tenga acceso a información y lleve a cabo un «intercambio de saberes». El saber popular contenido en las tradiciones de los mayores, en las leyendas y en las historias de los indios, negros, mestizos e inmigrantes, de los primeros que vivieron ahí, debe ser complementado y contrastado con el saber crítico científico. Esos saberes descubren dimensiones de la realidad local y son portadores de verdad y de un sentido profundo que hay que descifrar y que todos deben incorporar. El resultado de todo ello es una profunda armonía dinámica del ecosistema, donde los seres vivos e inertes, las instituciones culturales y sociales, todos, en definitiva, encuentran su lugar, interactúan, se acogen, se complementan y se sienten en casa.

3. El cuidado de una sociedad sostenible

Actualmente, casi todas las sociedades están enfermas. Producen una mala calidad de vida para todos: para los seres humanos y para los demás seres de la naturaleza…. En la práctica, la sociedad debe mostrarse capaz de adquirir hábitos nuevos y de proyectar un tipo de desarrollo que cultive con cuidado los equilibrios ecológicos y que funcione dentro de los límites impuestos por la naturaleza. Eso no significa volver al pasado, sino ofrecer un nuevo enfoque para el futuro común. No se trata simplemente de no consumir, sino de consumir responsablemente. 

Dicho de forma más sencilla, el desarrollo social busca mejorar la calidad de la vida humana en cuanto humana. Ello supone valores universales tales como una vida saludable y larga, la educación, la participación política, una democracia social y participativa y no sólo representativa, garantía de respeto a los derechos humanos y de protección contra la violencia, así como las condiciones que garanticen una adecuada expresión simbólica y espiritual. Estos valores sólo se alcanzan si se pone cuidado en la construcción colectiva de lo social, si se convive con la diferencia, si hay amabilidad en las relaciones sociales, compasión con todos aquellos que sufren o se sienten marginados, creando estrategias de compensación y de integración. Especial cuidado merecen los enfermos, los ancianos, los portadores de algún estigma social, los marginados y los excluidos. A través de ellos se mide la sostenibilidad y el cuidado esencial que ha tenido y tiene una sociedad. Además, es importante cultivar la comprensión, la paciencia histórica, la capacidad de diálogo y el sentido de integración creativa, con referencia a la dimensión diabólica y demente de la historia humana. Estos valores están incluidos en el cuidado esencial.

Algunos videos que ayudan a la reflexión