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Iglesia argentina prepara gran fiesta para el profeta de la esperanza y padre de la Conferencia de Medellín

Nuestra congregación de los Sagrados Corazones, Provincia Chile-Argentina, mediante su inserción apostólica en la parroquia San José de Libertad, en Merlo (Bs. As.), comparte la alegría por beatificación del cardenal Eduardo Pironio.

Esta se celebrará el 16 de diciembre próximo, a las 11 horas, en la plaza Belgrano, frente a la Basílica y Santuario Nacional de Nuestra Señora de Luján, en la provincia de Buenos Aires y será presidida por quien fuera su secretario en el Vaticano, de 1975 a 1998, el ahora cardenal, Fernando Vérgez (español), quien además encabeza el Gobierno vaticano desde el año 2021.

«Profeta de la Esperanza»

Eduardo Francisco Pironio Buttazzoni nació en la diócesis argentina Nueve de Julio, el 3 de diciembre de 1920 siendo el hijo N° 22 de un matrimonio de inmigrantes, Giuseppe y Enrica Rosa, provenientes de Friuli, Italia, en 1898. Falleció en Roma, el 5 de febrero de 1998.

Este pastor, teólogo y profesor, es calificado como un verdadero “Profeta de Esperanza”, pues continuamente invitaba a todos los creyentes a asumir la historia y transformarla para hacer presente el Reino aquí en la tierra con una visón escatológica. «Nuestros hermanos, los hombres, tienen derecho a que esperemos contra toda esperanza y nos convirtamos en constructores positivos de la paz, comunicadores de alegría y verdaderos profetas de esperanza”, afirmaba.

Participó en el Concilio Vaticano II y fue secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), ejerciendo una marcada influencia en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín, en 1968, donde la Iglesia latinoamericana asumió la opción por los pobres y la lucha contra la injusticia social. Luego fue presidente del Celam.

También fue muy amigo del obispo salvadoreño, hoy elevado a los altares, san Óscar Arnulfo Romero, y del prepósito general de los jesuitas, padre Pedro Arrupe.

Como muchos de esa generación de obispos y sacerdotes postconcilares, adhirió a la Teología de la Liberación desde una perspectiva bíblica y eclesial. En lo social acentuó la dimensión ética y antropólógica, constituyéndose en un defensor de la justicia, los derechos humanos y de los jóvenes para quienes -cuando era presidente del Pontificio Consejo para los Laicos- creó la Jornada Mundial de la Juventud, cuya última edición (38a), se realizó en Lisboa, Portugal, del 1 al 6 de agosto del 2023.

La historia cuenta que en Argentina, en la década del ’70, su vida corría peligro. En vísperas del golpe militar del 1976, fue amenazado de muerte reiteradas veces. Tras aparecer pintadas callejeras en algunos edificios, colegios católicos, y en las paredes de la Catedral de Mar del Plata, la inscripción «Pironio Montonero», tuvo que desalojar el edificio del arzobispado por amenazas concretas de bomba. Su prédica comprometida con la Iglesia latinoamericana le valió el mote de ‘comunista’ utilizado por parte de los mismos sectores políticos y militares que asesinaron al padre Carlos Mugica, en 1974, su discípulo espiritual y amigo.

En 1975 fue secuestrada y asesinada la decana de la Universidad Católica de Mar del Plata, María del Carmen Maggi, muy cercana al obispo. Su cadáver apareció un año después, el 23 de marzo de 1976, un día antes del golpe de Estado de 1976, y aún hoy se desconoce la autoría de su asesinato.

Por ello la Presidenta de entonces, María Estela Martínez de Perón, ofreció a Pironio custodia personal, a lo que él respondió: «No puedo aceptar eso. Primero, porque confío en la protección de Dios. Segundo, porque considero inaceptable que un obispo desarrolle su labor rodeado de guardaespaldas. En tercer lugar, porque pueden atentar y no solo matarme a mí, sino matar a un custodio; y su vida vale tanto como la mía», afirmó. En 1975 la Santa Sede decidió trasladarlo a Roma.

Obispos y Vida Consagrada

La noticia de la beatificación del Cardenal Eduardo Francisco Pironio fue dada a conocer por el Vaticano hace un mes y también fue celebrada por el Celam. En un comunicado señaló que «nos llena de alegría que la Iglesia llegue hoy a reconocer la santidad de un hombre profundamente humano y todo de Dios, un pastor que amó profundamente a la Iglesia y se entregó totalmente a ella».

Asimismo, la CLAR – Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas, se alegró por este hecho pues el «Cardenal Pironio animó a la Vida Consagrada de Argentina y de América Latina y el Caribe», indicó.

La Comisión de Vida Consagrada del Episcopado argentino agregó que «Su presencia y sus gestos animaban nuestro amor por la Iglesia. Sus palabras nos llenaban de entusiasmo juvenil. Su enseñanza nos ofrecía nuevas motivaciones, que estimulaban nuestra consagración»

“Hoy, como obispos, encontramos en él un modelo e intercesor. Estos tiempos en los que nos toca acompañar a las comunidades son difíciles… También eran muy difíciles los tiempos en los que el cardenal Pironio ejerció su ministerio en la Argentina”, señlaron.

El Milagro

El pasado 8 de noviembre el Papa Francisco aprobó el decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del cardenal Eduardo Pironio, fallecido en 1998. Se trata de la curación milagrosa de un niño en Mar del Plata, Argentina, el 1 de diciembre de 2006. Juan Manuel Franco tenía 15 meses e ingresó al hospital tras haber inhalado purpurina. Se le dio asistencia respiratoria y se le indujo en coma por el síndrome de angustia respiratoria aguda.

Los médicos le desahuciaron e indicaron a Laura y Mariano, los padres del niño: «Si saben rezar, recen», ante la imposibilidad de sobrevivir a la intoxicación.

Al día siguiente, el sacerdote Silvano de Sarro, párroco de San Antonio de Padua en Mar del Plata, entregó a los padres de Juan Manuel Franco una estampa del cardenal difunto durante la Marcha de la Esperanza, recorrido por las iglesias de la zona, creada por el cardenal Pironio cuando fue obispo de Mar del Plata (1972 -1975), pues encontró a los papás del niño en la capilla del Hospital Materno Infantil, dentro de su jurisdicción, cuando llegaron con Juanma. 

Al día siguiente, 2 de diciembre, el padre Silvano visitó a los padres de Juan Manuel en la puerta de la parroquia del Hospital Materno Infantil, donde el niño estaba internado. «Como el 3 de diciembre era el cumpleaños de Pironio y al otro día el aniversario de su ordenación, y estábamos caminando las calles que él mismo había caminado, se me ocurrió entregarles ese folleto, en el cual el mismo cardenal relata lo que fue el milagro de su propio nacimiento, ocasión en la que un obispo animó a la madre de Pironio a confiar, ya que, a veces, los médicos se equivocan».

La mamá de Juanma comentó sobre el cardenal Pironio que «su vida también es un milagro: me impactó conocerla. Eso era todo lo que necesitaba saber: los milagros podían ser reales. Necesitaba escuchar eso para saber que mi hijo viviría. Era la bocanada de fe que me dejó conocer su historia y la Marcha. Tuvimos una fuerza asombrosa y confiamos en que Dios haría lo propio. Comenzamos a leer la oración de la estampita y le pedimos a Pironio para que nuestro bebito sanara».

El padre Silvano recuerda que «a partir de eso, fue que Laura rezó la oración. Y su hijo, en pocas horas, empezó a mostrar una leve mejoría y, a los pocos días, volvió a la casa sin ningún tipo de secuelas». De hecho, mejoró tan rápidamente que los médicos no pudieron dar una explicación científica.

Su mamá narra que «no le quedaron secuelas de nada. Quedó comprobado que fue un milagro». Juan Manuel hoy tiene 17 años, estudia música, toca el chelo y cursa el último año de la escuela secundaria.

Los papás de Juanma expusieron: «No conocimos al cardenal Pironio, pero llegó a nuestras vidas en un momento difícil y, a través de la oración, intercedió por la sanación de Juan. La misión es dar a conocer lo importante que fue para Mar del Plata y su testimonio de esperanza».